Nota: Antes que nada, no recuerdo si en el IAD hay enfermería, según yo, no hay, pero aquí inventare que si existe xD.
Ahora sí, comencemos.
•Gabo
Estábamos en el entrenamiento, el equipo estaba dividido en dos para jugar un partido de prueba. Nos encontrábamos muy concentrados, haciendo las indicaciones que Francisco, el director técnico nos decía para que jugáramos mejor.Todo en el entrenamiento marchaba normal hasta que el número nueve, Lorenzo, anotó un gol, yo era del equipo contrario y para evitar que esto pasara, si querer le metí el pie, al principio pensé que estaba exagerando por qué se tiró al piso y se dobló del dolor, pero conforme avanzaban los minutos, el no se paraba; decidí acercarme a él y mover su torso.
—Lorenzo ¿Estás bien?— No respondió, solo se quejaba del dolor.
—No es para tanto.— Le dijo Ricky, quien estaba a mi lado.
El solo se agarraba la pierna y cerraba los ojos por el dolor.
—Vitto.— Le llamó Francisco, el Director Técnico. —Lleválo a la enfermería.— Este asintió y le extendió la mano a Lorenzo quien la tomó, sin embargo no se paraba.
—¡Vamos Lorenzo! Levantáte.— Le dijo Francisco.
—¡No puedo!— Alegó con dolor.
Fue ahí cuando mis manos empezaban a sudar y mis nervios comenzaban a invadir mi cuerpo. ¿Qué había hecho?
Trajeron una camilla y lo pusieron sobre esta.
—Ricky— Le dije a mi amigo, sin embargo no lo miraba, sólo veía como se llevaban al goleador. Volteó a verme indicando que tenía toda su atención.
—¿Qué hice?— Le pregunté. El dio dos palmadas sobre mi espalda y camino hacia los asientos.
—Se suspende el entrenamiento, todos vayan al vestidor.— Anunció Francisco.
Me sentía culpable, si, es Lorenzo, y no siempre es la mejor persona conmigo pero al fin y al cabo es un compañero que juega bien para ser sincero. No podía estar tranquilo cuando estaba consciente de que lastimé a alguien.
Ahora estoy en la enfermería, quiero saber como está Lorenzo.
La curiosidad me está matando, así que me paro de los asientos de espera y voy hacia donde se encuentra el número nueve. La puerta está entreabierta y no entro por qué sería de mala educación, entonces me pego a la puerta con cautela a ver si puedo escuchar algo.
—¡No! ¡Yo debo estar en la cancha! ¡No puedo faltar! ¡Todos me necesitan!— Grita Lorenzo.
¿Qué estará pasando adentro? Me da miedo saberlo, por qué con solo escuchar a mi compañero se puede decir que no es nada bueno.
—Es por tu salud, mejor que no juegues durante un tiempo a que dejes de jugar de por vida.
—¡No diga eso!
—Lo siento Lorenzo.— Escucho unas pisadas hacia la puerta, así que me quito y pego mi espalda a la pared para que el Doctor no me vea cuando salga.
Segundos después, el Doctor se encuentra afuera de la enfermería, entonces entro y lo primero que veo es a mi compañero sentado sobre una especie de camilla, con la mirada perdida, está enojado.
—Hola. ¿Cómo estás?— Le pregunto. Cuando se da cuenta que soy yo, dirige su mirada hacia sus muslos.
—No quiero verte. Aléjate.— Me dice en voz baja.
—Sabés que no lo hice a propósito.
—Te dije que te fueras. Entiende que necesito estar solo.
—Pero...
—¡Lárgate!— Grita. Tiene lágrimas en sus ojos.
—Esta bien, no me escuches.— Digo para luego retirarme.
Aveces desteto de gran manera a Lorenzo, y no me gusta odiar a la gente, pero hay ocasiones donde este chico se lo merece.
Salgo de la enfermería azotando la puerta con mucha rabia.
Al salir, me encuentro con Diego Guevara, padre de Lorenzo. Me ve con confusión y dice:
—Hola Gabo— No parece entender lo que está pasando. —Buenas tardes.— Le respondo.
—Que sorpresa verte por aquí.
—Si, hasta para mí es una sorpresa.— Pienso en voz alta, ignorando la presencia de Diego.
—¿Puedo preguntar el por qué de tu asistencia?
—El sabrá explicarle mejor.— Contesto refiriéndome a su hijo. No dejo que su padre diga algo más, por qué me retiro dejándolo muy confundido.
•Lorenzo
Mi padre entra a la enfermería, y no me gusta, quiero estar solo.—¿Cómo estás?— Pregunta en cuanto entra. Suelto un suspiro, para dejar de llorar.
—No estoy bien.— Le confieso de manera seria. De inmediato veo mis muslos, pues una lágrima se escapa por mi mejilla sin avisar.
—Vi a Gabo aquí afuera, me, me pareció extraño...
—Fue el...— Murmuro sin dejar de ver hacia abajo. —¿Qué?— Pregunta mi papá.
—¡El! ¡Por su culpa tengo esto!— Grito señalando la férula en mi espinilla. Las lágrimas comenzaban a resbalar por ambos cachetes.
—Relájate.
—¡No me pidas eso cuando dejaré de jugar durante un tiempo! ¡Todo por culpa de Gabo!
—Pero seguro fue un accidente.
—¿Qué? ¿Cómo creerle a el? ¿Cómo sabemos que no fue su intención? ¡Todo lo hace para destacar! ¡Tiene celos!— Alegué. —Pero bueno, gracias a él, los Halcones serán una basura, sin mí no pueden jugar ¡Soy el capitán!
**************
Hola Dinosaurios 💚¿Les gusto? Si es así ¡voten! ¡Comenten! ¡Digan que les pareció o que esperan de esta historia!. Si, fue un capítulo muy corto, pero conforme avance la historia, serán un poco más extensos.
Nos vemos la próxima semana, con otro capítulo. (Parezco conductora de tele xD)
Bye
-Pau💙
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En la cancha | O11CE
FanficGabo lastimó a Lorenzo, nadie sabía que pasaría sin la presencia del nueve durante los partidos importantes, pero sobre todo, nadie estaba consciente, ni el mismo Gabo, de que pronto algo cambiaría de manera drástica en el IAD. El llanto, las sonris...