06- Lucifer...

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El demonio se quejaba y gemía del dolor, estaba gravemente herido.
El general Beelzebud se retorcía en el suelo mientras los demás lo observaban sufrir, ayudar no estaba en su naturaleza.

Mi padre se acerco a tratar de sacarle alguna palabra. Él comenzó a susurrar despacio algo inaudible, fue subiendo el volumen de su voz hasta que sus palabras quedaron grabadas en cada una de los rostros de quienes miraban con curiosidad:

—El fin de ambos reinos se acerca. Nadie se salvara de la extinción eterna...

Repetía lo mismo una y otra vez.
El pánico se generó en todos los demonios hubo idas y venidas corriendo.

Mis ojos se dirigieron a Lampy, me miraba con miedo, era fuerte pero al mismo tiempo tan frágil.

Si Dión era capaz de descifrar como invocar el apocalipsis, acabaría con todo a su paso para apoderarse de ambos mundos.

Nuestro padre nos dirigió una mirada y apunto con ella la habitación continua. Caminamos hacia allí sin oponernos, cerró la puerta tras nosotras.

Suspiro largamente.

—Me siento completamente traicionado.

Sabia que si Lampy pudiera lo habría abrazado.

—¿Que ocurrirá ahora?—lanzo la pregunta temerosa de la reacción de Belial.

Pero él fue casi dulce con su respuesta.

—No se hijas. No lo sé con certeza. Debemos encontrar a su hermano. Sea como sea—comenzó a caminar de lado a lado sin detenerse.

—¿Dión lo ataco?— ella estaba muy curiosa hoy.

—No sé como logro herirlo de esa forma.

Yo no era alguien de muchas palabras, me quede inmóvil viendo a mi padre entrar en desesperación. Sabia que esto era mayormente su culpa y eso lo atormentaba.
La puerta se abrió de un golpe y entro dando grandes pasos.
Magnifico, fuerte y atemorizante.

Era Él: Lucifer.

Nunca lo había visto tan cerca.
Agache la cabeza, Lampy me imito e hicimos una reverencia, pero él no percibió nuestra presencia.

Se dirigió directamente a Belial, su mirada fría y sombría incitaba al temor. Nuestro padre se puso recto y encaro la situación pero Lucifer ni si quiera dejo que hablase.
Comenzó a insultarlo y dar ordenes.

—¿Acaso sabes lo que tu bastardo hijo esta provocando? ¡El equilibrio de la existencia esta en peligro! Durante siglos ningún Demonio soñaba con la libertad que les he otorgado. Hasta incluso pueden tener hijos—Esta vez si pareció notarnos y nos apunto como evidencia.

-Pero señor...

No pudo terminar la oración.

Quiero a ese hijo de perra a mis pies. Quiero los libros devuelta.
Los malditos alados no deben enterarse. Diles a tus negociadores que los ángeles tienen prohibida la entrada hasta nuevo aviso. Ningún demonio puede salir. No perderé mas hombres por tu causa. Envía a tus hijos si es necesario. Nadie puede usar los portales. ¿Quedó claro?

-Si señor.

Lo ultimo nos estremeció.

Esta de mas decir lo que planeo hacer con ese engendro...

Se marcho sin mirar atrás, dejando un rastro de ira a su paso.
Belial estaba perdido. Estábamos todos perdidos.
Si ningún demonio podía salir no tenían oportunidad de capturarlo.
Belial estallo en llamas demostrando así su enfado, gritaba y vociferaba violentos insultos. Antes hubiera salido corriendo pero ya no eran tiempos para cobardes.

BENNLIE |COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora