EXTRA II

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LAMPY:

Su mirada se centraba en su madre mientras hablaba de lo maravilloso que era tenerla junto a ella, mi hermana, porque jamas dejara de serlo, oía encantada las historias de la doctora. No se había vuelto a casar y se había dedicado toda su vida a esperar a su única hija. Admiraba a esta mujer, había hecho hasta lo imposible para proteger a Ben pero sus intentos se vieron frustrados. Ambas se parecían entre si, obviamente los genes hablaban.

— Lampy no volvió a ser la misma cuando te fuiste...

—¿Qué? — me alarme al no entender de que hablaban.

Bennlie sonrió mirándome divertida. ¿Qué sucedía?

—¿De qué hablamos? Porque me perdí en la parte en la que Lampy no volvió a ser la misma— dije.

Bennlie río con ganas, su silencio y burlas me incomodaban.

—Lampy era mi perrita— confesó mi hermana.

—¿Qué? ¿Y por que carajos se llamaba Lampy? — el rubor se subió a mí rostro molesto.

La señora Agostine sonreía avergonzada y se tapaba la cara con las manos.

— Según mamá, ella se había lastimado y tenia un collar especial al rededor del cuello, y lucia como una lampara. Lampy significa eso en inglés.

—¿ME PUSISTE EL NOMBRE DE TU PERRITA HERIDA? —me escandalice completamente.

Ella y su madre reían estrepitosas, estaba confundida y alterada. Mi hermoso nombre que creía que tenia un significado celestial era el nombre de una perrita discapacitada.

— Pero eso no es todo.

—¿Ah no?—me sentía ofendida.

—Ella era pelirroja como tú.

—Oh por Dios—me puse de pie dispuesta a irme.

—No, Lampy— hizo un ademán para que me sentara— Yo no sabia esto, tal vez quería protegerte y ese recuerdo inconsciente hizo que te pusiera su nombre. No es nada malo.

Me senté y la mire con cariño, ella no haría nada para avergonzarme.

—Te quiero Lampy. Y eso no lo cambiara nada ni nadie.

Tomo mis manos besandolas con cariño.

Suspire y la mire unos instantes.

—En realidad me siento orgullosa de llevar ese nombre.

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Allí estaba con su precioso vestido blanco, el cabello recogido dejando ver su hermoso rostro. Puse el velo cubriéndola por completo, tome sus manos para darle ánimos y tranquilizarla, estaba tan nerviosa que se notaba como temblaban sus piernas.

—El gran día— dije con una enorme sonrisa en mi rostro.

Me sentía emocionada por ellos, la felicidad de ver a mi hermana cumplir con su destino y su sueño. No tenia palabras para describir lo que me invadía.

BENNLIE |COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora