31- Rojo Sangre

906 116 11
                                    

No sentía nada, me quede con la vista fija en una pared, no pensaba en nada. Nada de lo que había logrado tenia algún sentido. No debía proteger a Lampy, no debía intentar evitar el apocalipsis. Solo tenia que cuidar de mi, y no tenia idea de como. Ella me conocía tan bien, sabía que apuñalaría a Uriel, sabia que si me enteraba de los planes de mis hermanos intentaría frustrarlos de la mejor forma, si yo era lo que necesitaban lo mas sensato era suicidarme y dejarlos sin nada.

—De verdad, lo siento—dijo tomando mi mano—Pero de verdad sé que podremos lograrlo y joderles todo.

—Lampy, no vale la pena. Si ellos nos encuentran ahora no habría salida.

—Mi mensaje llegó a destino. Veras que todo cambiara.

—Los acusaste con nuestro padre, ¡ohhh que terror!—dije burlandome.

Samael llegó hasta nosotras, sus ojos verdes brillaban y sus manos estaban llenas de sangre.

—¿Qué ocurrió?—preguntamos.

Sonrió mostrando sus dientes blancos, nos hizo un gesto con la cabeza para que miraramos por la ventana.

Me asome lentamente, gotas rojas empapaban el vidrio, no era posible pero lo era, increíble.

—Ha comenzado—dijo el eterno.

Estaba lloviendo sangre, la ciudad estaba teñida en carmesí, me recordó al infierno. Y lo temía tanto.

En el cielo anaranjado las nubes sangraban con la tormenta que se había formado, las personas corrían a refugiarse, parecían salidos de una pesadilla con el liquido cubriendo su cuerpo y goteando en rojo.

Mire a Lampy, ¿Qué debíamos hacer si ya estaba empezando?

Volví a observar el cielo y pensé en Rael, sus ojos azules y esa sonrisa tramposa que me fascinaba. Lo extrañaba, en verdad lo extrañaba muchisimo.

En ese momento Lampy me tomo de los brazos, presionandome contra una pared, me golpeo fuerte con su puño. Sus ojos eran blancos, su mirada estaba perdida, no me miraba fijamente pero sabia que no era ella. Puso su mano derecha en mi cuello sosteniendome fuerte.

—Hola hermanita —dijo sonriendo de lado—Tanto tiempo.

Su voz grave, esa expresión perdida, era Gamaliel. El era de los peores, sádico, desquiciado y  completamente cruel.

—Sueltame...

—Tenemos algo tuyo muy bien resguardado. Harás lo que te diga o ella saldrá herida. Asiente si comprendiste.

Asenti.

—Tenemos a tu amado plumífero, si quieres volver a verlo, y que la pequeña no salga lastimada, tienes una hora para aparecerte en Beach paradise. Sino... —hizo un movimiento con su dedo índice a través de la garganta de Lampy. Asiente si entendiste.

Volví a asentir, me soltó de golpe.

Corrió hacia a la ventana y se lanzo al vacio sin mas. Se llevaba a Lampy lejos como rehén. Me asome para ver y la vi corriendo en la calle.
Salí directo a la puerta, baje las escaleras corriendo de prisa. La lluvia tibia cubrió mi piel, era horrible, pegajosa.

—Bennlie...

Escuche mi nombre y gire para ver quién era, pero no había nadie. Sentí un golpe muy fuerte en la cabeza y todo a mi alrededor perdió color, caí desmayada. Era una trampa...

No sabia cuanto tiempo pasó, no sabía donde estaba. Me dolía cada parte del cuerpo, mi cabeza zumbaba, mi piel se sentía seca. Mis ojos ardían por la luz del lugar, quise mover las manos y no podía, estaba atada.

BENNLIE |COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora