28- OPDV

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Dedicado a anabellh875

Gracias por leer...

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Siempre supe que llegaría a este punto, pero lo haría mil veces por los que amo.
Arregle mi cabello, lo deje suelto para que me diera un toque mas sensual. Me puse el vestido blanco que debía de haber  dejado en la basura, pero no lo hice, me seria mas útil de lo que creía. Era tan preciosa...
Respire profundamente fundiendome valor para hacer esto. ¿Por qué lo hacia? ¿Realmente no había otra salida?
Eso ya ni importaba, era necesario y punto.
Deje que la brisa cubriera mi piel, me ubique frente a la puerta roja. No me esperaba pero sorprenderlo seria mas divertido de lo que parecía, toque dos veces. Se abrió automáticamente.

—Las sorpresas que trae la vida—dijo sonriente.

>Maldito desquiciado<

Vengo a proponerte algo—dije firme.

—Vaya, esto me suena a estafa—reprocho—Pero viéndote con ese hermoso vestido logras tener toda mi atención.

—Necesito que bajes al infierno y entregues este mensajes—respondí mostrándole un pergamino.

—¿Yo? ¿Allí abajo?—río un momento.

Estaba muy nerviosa y no podía dejar que él lo viera.

—Te daré lo que quieras a cambio—propuse.

—Así me gusta mi bella demonia,por fin nos entendemos.

Se acerco hasta mi, intente estar firme. Debía soportarlo...

Posó sus manos en mi rostro y lentamente me acerco a él, sus labios tocaron los mios fundiéndose en un beso. Un beso desesperado y arrebatador, sus manos exploraban cada rincón de mi cuerpo y no se detenían ante ninguna barrera, estaba completamente extasiado con el poder que le di sobre mi.

—Lo haré—dijo poniendo distancia entre ambos—pero quiero mas que unos simples besos.

—Haré lo que quieras— replique.

—Me fascinas—sus ojos se posaron en el vestido blanco—desnudate para mi.

Había hecho esto cientos de veces y ya no sentía vergüenza pero hacerlo para él me producía asco. Era tan lujurioso que temía que llegara mas allá del limite que me había impuesto para soportarlo.

Deslice mi vestido por mis hombros hasta llegar a los pechos, volvió a acercarse, en su mirada se reflejaban la necesidad carnal, sus pupilas dilatadas, sus ojos verdes brillaban con intensidad, tomo mis manos poniéndolas tras mi nuca, en esa posición tan frágil termino de bajar el vestido hasta mis pies. Lo vi en el suelo arrugandose, comenzó a besar mi cuello con desenfreno, mi cuerpo estaba alerta a cualquier sobrepaso.

—¿Eres virgen?—cuestiono.

—¿Qué es eso?— dije burlandome de él.

—No creo que alguien como tú haya durado mucho tiempo virgen allí.

>¿Qué te importa imbécil?<

Yo estaba aquí solo por el intercambio, y nada mas...

Lo que paso luego no es un secreto, tuvimos sexo. Lo complaci hasta donde supe...

—¿Cumpliras tu promesa?—Indagué.

—Por supuesto. Tu mensaje llegara a destino.

—Gracias Samael.

Aquellas palabras salieron de mi sin motivo, no tenia que agradecerle pero mi naturaleza hizo que las dijera.

BENNLIE |COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora