03| Rodeado de inmundicia

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Caminar por las frías calles con ese viejo abrigo era una rutina para él pálido chico, probablemente esta noche también le robaría algo a alguna persona, no le importaba si lucía pobre como él o no, simplemente robar era su manera de encontrar la ...

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Caminar por las frías calles con ese viejo abrigo era una rutina para él pálido chico, probablemente esta noche también le robaría algo a alguna persona, no le importaba si lucía pobre como él o no, simplemente robar era su manera de encontrar la vida interesante, un interés absurdo porque sabía perfectamente que los ladrones eran la peor inmundicia del mundo.

—¡Ayuda!— se escuchó una voz de mujer dentro de aquel callejón oscuro pero el chico de cabello color menta nisiquiera se digno a mirar, sabía que estaba pasando pero no ayudaría a nadie, para él solo existía él y punto, escucho los gritos intensificarse, metió las manos en su abrigo y caminó más rápido alejándose de aquel lugar.

Siempre había sido él y solo él.

Llegó al viejo edificio donde se podría decir estaba su hogar, aunque él no consideraría "hogar" a ningún lugar, observo luz proveniente de su cuarto, suponía Kim Namjoon estaba ahí, ese joven que era su "compañero" porque nisiquiera ese termino le parecía bien, no quería mantener ningún tipo de relación con nadie. Entró al pequeño cuarto y ahí estaba pero con una mujer. "desagradable", eso le daban ese tipo de situaciones.

—Oh...Suga— mencionó el más alto acomodando su ropa, sin pizca de vergüenza.

El pálido solo suspiro pesadamente prendiendo un cigarro, la mujer acomodo sus medias, se despidió con un beso del alto y desapareció sin decir una sola palabra.

—¿Y bien?— preguntó Namjoon tomando asiento junto a él.

—¿Por qué no pagas un maldito hotel para tus porquerías?— Suga mascullo sacando el humo de su cigarro por la pequeña ventana.

Realmente no le gustaba fumar pero eso controlaba sus nervios antes situaciones en donde tenía que lidiar con gente.

—Vamos, no te enojes, sabes que los hoteles están muy caros— Kim soltó una carcajada y se puso de pie.
—Encontré un lugar.

—¿Lugar?— preguntó apagando su cigarro y de cierta manera curioso.

—Si, ya sabes, estuve vigilando aquella mansión... decía animado.

Pero Suga lo interrumpió negando absolutamente con la cabeza. —Espera, ahí hay guardias.

—No, no, los domingos se toman el día libre, solo se quedan la dueña de la mansión y él hijo, que por cierto, hasta donde sé es muy atractivo, podríamos divertirnos un poquito más—  Namjoon sonrió, él podría considerarse una persona bisexual.

—Entraremos pero nada de "diversiones extras", no quiero enfriarme en una estúpida cárcel por tus calenturas— Suga respondió molesto, a veces le enojaba tanto que su amigo de crímenes no pensará con la mente fría.

—Bien, como digas y ordenes jefe — Namjoon bromeo traviesamente.

Para Suga robar a personas ricas era como quitarle un pelo a un gato, totalmente insignificante, esta vez entrarían a la mansión "Kim", había pasado incontables veces frente a esa enorme casa pero solo recordaba una vez con mucha intensidad.

Había estado en una pelea en donde recibió una herida en su abdomen, pensó que moriría en ese momento mientras se escuchaba esa melodía de piano y esa voz, la cual aún resuena en su memoria, era una canción hermosa, era una voz angelical y quería volver a escucharla.

En mucho tiempo eso se había convertido en una especie de salvación para él.

En tu mirada| YOONJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora