En tu mirada| YOONJIN

40| Cambios y Dudas

Era increíble como habían pasado ya seis meses, sin saber absolutamente nada de SeokJin. Salí de la cárcel con ayuda de Hoseok pero cuando fuimos en busca de Jin ya no estaba. Ni su madre ni SeokJin, era como si se los hubiese tragado la tierra. Y estaba volviéndome loco, él se había convertido en algo fundamental para mi vida.

— Contraté a un detective privado, no te preocupes, SeokJin aparecerá — Hoseok le dice ofreciéndome una sonrisa.

Sonreí de vuelta para él desde que al parecer estaba conociendo se mejor con Taehyung se ha vuelto más amable e incluso podría llamarlo "amigo", me a dado su apoyo y esperanza.

Todos los días paso frente a la mansión Kim, se ve tan descuidada, las plantas han crecido y las flores marchitado. Cierro los ojos y puedo ver su sonrisa e incluso escuchar su voz, su preciosa voz que cantaba solo para mí.

— Iré a visitar a Namjoon y a Jungkook — dije saliendo del departamento que ahora compartía con Taehyung y Hoseok.

Era un poco incómodo cuando los veía comportarse cómo una "pareja". Pero ahora mismo no tenía para pagar mi propio hospedaje, había buscado un empleo y aunque no es mucho lo que gano, me gusta ya no haber vuelto a mi vida anterior.

Esta vez, haría bien las cosas. No puedo cambiar mi pasado pero si mi futuro y cuando encuentre a SeokJin, quiero ser merecedor de su amor.

Extraño su dulce olor, su suave y delicada forma de tocarme, su voz tan armoniosa y la manera en la que sonríe. Todos los días me arrepentía de lo poco que nos habíamos demostrado nuestro amor. 

De las pocas veces que le dije lo mucho que lo quería.

— Buenos días — saludé cuando llegué al centro psiquiátrico dónde mi padre estaba.

— Buenos días, joven, su padre está en el jardín —  él médico sonríe, y yo hago una reverencia marchandome.

Camino hasta llegar a la banca donde él se encuentra, se ve realmente apagado, nada comparado al hombre alegre que sonreía junto a JaeRim.

— Papá...—  dije tomando asiento a su lado.

Él tenía un anillo en su mano, lo acariciaba con sumo cuidado, cuando escucho mi voz sonrió levemente.

— Se lo iba a dar... Le iba a pedir matrimonio, nunca pude dárselo — murmuró y pude notar las arrugas de su rostro, cada vez se veía más viejo.

— Pero no pudiste porqué lo mataste — dije casi con rencor, odiaba cuando actuaba como la víctima. — ¿Por qué lo hiciste?

Todos los días intentaba pensar cuál sería la reacción de mi castaño. Ser novio del hijo del hombre que asesinó a su padre.

— ¡Yo no lo hice! — gritó asustandome por su expresión de terrible tristeza.

No debí decir nada, este tema es tan delicado que ha destruido su mente.

Él me tomó de los hombros y me miraba con ojos llorosos, sus apagados ojos negros. — Lo amaba demasiado cómo para arrebatarle su vida, antes de hacerle daño me hubiese suicidado, ¿Por qué iba a dañar a la única persona que realmente me amó tal y cómo era?

Lo observé fijamente queriendo creerle pero yo aún recordaba la imagen cuando salí de mi habitación al escuchar un disparo. Mi padre abrazaba el cuerpo de JaeRim, sus manos tratando de cubrir la herida y una pistola justo a su lado...

— Volveré otro día— me levanté pero antes de irme el me detuvo jalando mi chaqueta.

— Dáselo a tu persona especial — dijo poniendo sobre la palma de mi mano el anillo.

Mi mirada paso de sus ojos al anillo. Pero negué con la cabeza regresando se lo.
— Es un recuerdo de tu JaeRim, deberías conservarlo tú.

Él no intento volver a dármelo y salí del lugar, pensando en sus palabras. Aún recordaba como se trataban y miraban estando juntos, con tanto amor, que por primera vez me hizo pensar qué tal vez mi padre no lo mató.

De ser así, ¿Quien fué?.