Nunca digas que no te amé

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Yo te amo.
Incluso negándolo.
Incluso dejándote ir.
Aunque no te pida que te quedes.
Aunque no vuelva a mirarte a los ojos.
Aunque no escuche tu voz.
Aunque ya no haga parte de tus días.
Aunque esté lejos, yo te amo.
Y te amo de verdad.
Incluso sin saber amar.

Noche de letras (¿?)

Liam

¡Boom! ¡Boom! Late mi corazón en mis sienes. Es todo lo que puedo oír. El mundo a mi alrededor se ha ralentizado. No tengo idea de hace cuánto que estoy aquí, sentado mirando a la nada, adonde hace unos minutos estuvo la figura de Camila alejándose con mi hijo. Mi padre abre la boca y se toca el pecho. Mi madre hace aspavientos. Lily grita algo frente a mi cara. Pero yo solo puedo escuchar ¡Boom! ¡Tucutún! Mis brazos se sienten pesados. Mi cabello parece más grueso de lo normal al tacto. El aire se ha hecho difícil de respirar. La tierra bajo mis plantas se hunde con mi peso.  

Nada parece tener sentido. No sé cómo llegué a la casa. Max juega con los muñecos que compré para Axl y el vértigo está a punto de derribarme. Lily continúa gritando, esta vez detrás de mí. Jala de mi brazo cuando ya estoy cerca de llegar al auto.

—¡No te irás hasta que me digas quién era ella! —los gritos de mi mujer consiguen imponerse al frenético palpitar de mi corazón—. ¡Exijo una explicación! La merezco. No se te ocurra subir a ese...

Enciendo el auto.

»¡¡Maldita sea, Liam, detente!! ¡Estás descalzo!

Durante algunos minutos solo soy capaz de manejar en círculos, recorriendo las calles circundantes a la casa de mis padres. Sin rumbo fijo ni idea de lo que debo hacer. Recordar la mirada en sus ojos me llena de miedo. Su emoción al ver a mis padres, la forma en que sus cejas bajaron, cómo su sonrisa se fue escurriendo ante la llegada de Max... ¿Cómo pudo salir todo tan mal? Se suponía que le hablaría de mi hijo, estaba seguro de que ella iba a aceptarlo, esperaba que ella pudiera amarlo también. ¿Por qué tenían que aparecerse todos hoy? Lo echaron a perder.

El camino que se me hiciera eterno ante las continuas preguntas de Axl, se me hace ahora interminable. El terror me atenaza la garganta, me hace difícil pasar saliva. Me siento en una rueda de hámster. Acelero, paso semáforos en rojo y Brooklyn no se vislumbra en ningún lugar cercano. Si el vértigo no cesa creo que voy a desmayarme, mis ojos están comenzando a ver doble.

La camioneta de Owen se encuentra estacionada frente a la entrada. Yo lo hago a su lado en doble fila, me importa un carajo si se lo lleva la grúa. Calle abajo me parece ver a la amiga de Camila cargar con mi hijo, no estoy seguro, la misma anciana que me dejara entrar al edificio la primera vez sale y me sonríe, sosteniendo la puerta abierta para mí. Corro adentro. No me molesto en esperar el ascensor, tomo las escaleras y subo los escalones de dos en dos. El departamento me espera abierto y mi hermano en el sofá.

—Déjame explicarte —digo al tiempo que intento recobrar el aliento.

Pero Camila no me mira furiosa, no intenta abofetearme o echarme fuera. Me repasa de arriba abajo. Sin tristeza. En sus ojos no hay lágrimas. Parece... tranquila. Parpadea junto a la puerta, con una mano en ella; quizá esté tan mareada como yo, tal vez necesite sostenerse de algo.

Puedo sentir el sudor resbalando por mi espalda.

—Iba a decírtelo —comienzo a explicar—. Hoy iba a hacerlo. De eso era de lo que te quería hablar. ¿Recuerdas?, dije que tenía algo importante que decirte. Quería hablarte de Max, decirte que pediré su custodia y cuanto ya esté divorciado...  

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2022 ⏰

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