Capítulo 5

2.4K 67 0
                                    

Hacía un poco de frío en la calle, me iba secando las lágrimas al mismo tiempo que andaba, hasta que escuché una voz.

-Así que nos volvemos a encontrar, niñita.- dijo con tono irónico.

Sí, era el borracho. ¿Qué quería? No lo sé, pero nunca he tenido más miedo en mi vida. Aquí estoy, sola con un hombre borracho que a saber lo que quiere hacer conmigo.

Seguí mi camino cada vez a paso más ligero, pero el hombre me seguía.

-Qué pasa, ¿te ha comido la lengua el gato?- dijo burlón.

-¡Déjame!- dije andando cada vez más rápido.

-Ya no estás tan gallita como antes, eh. ¿Dónde está tu novio? ¿Acaso te dejó sola? -dijo agarrándome el brazo.

-¡He dicho que me dejes! ¡Suéltame por favor! -dije sollozando- ¡No he hecho nada!

-¡Harás lo que yo quiera! -dijo el borracho alzando cada vez más la voz y apretándome cada vez más fuerte el brazo.

-¡¡No!! ¡¡Déjame!! -gritaba sollozando.

(Jesús)

En la calle de al lado, se oían voces, así que Jesús fue a ver qué pasaba. Al llegar a la calle, vio como el borracho tenía a Cris contra la pared y Cris estaba gritando.

-¡Eh tú! ¿Qué te dije yo antes? -gritó Jesús mientras iba corriendo hasta el sitio.

-Mira chaval, te dije que no te metieras. Además si tanto la buscas, ¿por qué la dejas sola? -dijo.

-Yo no la he dejado sola -dijo Jesús empujandolo para qué soltara a Cris.

En ese momento Cris pudo soltarse de ese borracho y fue a abrazar a Jesús. Rápidamente Cris se dio la vuelta y le dio una patada en los genitales al borracho.

-¡Vamos Jesús! -dijo Cris dándole la mano atemorizada.

Los dos corrieron un tramo y pararon para coger aire, no podían más.

-Cris, lo siento por lo de antes, he sido tonto. -dijo Jesús intentando reponer fuerzas.

-No Jesús, perdóname tú a mí, fui una idiota -dije medio sollozando con las manos en la cara.

Me apoyé contra un muro que había enfrente y empecé a llorar. Jesús se sentó conmigo y me abrazó.

-Cris, ¿qué te pasa? -dijo Jesús.

-Nada... Es que últimamente nada me sale bien, en el instituto no he ido muy bien aunque he aprobado todo, en casa tampoco y con lala... - paré y continúe llorando.

-¿Qué pasa con lala? -interrumpió y preguntó Jesús asustado.

-Lala está enferma Jesús. -solté.

-¿Cómo? -dijo Jesús boquiabierto.

-El otro día llegó una carta del médico a mi casa para mi abuela, y la abrí sin darme cuenta de que era suya. Y cuando vi lo que ponía... - resoplé.

- ¿¡Qué ponía!? - dijo Jesús histérico.

- Puede que tenga un pequeño tumor...- solté.
Para Jesús fue un batacazo escuchar eso, lala siempre ha estado ahí para lo que los gemelos necesitaran, desde pequeños han estado con ella, y por nada del mundo dejarían que le pasara algo. A Jesús se le empezaron a derramar lágrimas por las mejillas. Los dos permanecieron abrazados, y en silencio durante un buen rato; incluso se quedaron dormidos.

Ya eran las 9:00 de la mañana, Jesús y Cris seguían dormidos y abrazados, Dani seguía dormido, el sol salió y los pájaros ya cantaban al son.

Inolvidable (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora