Capítulo 4

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Pasamos unos minutos en silencio, y ya empezaba a ser incómodo, así que decidí romperlo.

-Jesús, ¿en qué piensas?- digo animada.

-En ti. Digo en el tiempo- corrigió rápidamente.

Solté una carcajada y él hizo lo mismo dándose cuenta de que lo había captado.

Nos miramos y nos acercábamos cada vez más, entonces... Le empecé a despeinar.

-¡Para! ¡No me despeines! -gritaba- ¡Sabes que no me gusta que me toquen el pelo!

No podía parar de reír hasta que escuchamos una voz masculina entrando por el parque.

-Eh tú niña, ¿quieres despeinarme a mí? -dijo sarcásticamente el hombre casi sin poder vocalizar. Estaba borracho.

- ¿De qué vas?- dijo Jesús mientras se levantaba.

Me levanté y me puse detrás de Jesús, asomándome por su hombro.

-Qué pasa, ¿vas de machito o qué?- dijo el borracho a Jesús- ¿Es tu novia acaso?- y se acercó más a nosotros.

-¡Déjanos en paz!- grité -¿Qué es lo que quieres? ¡Vete de aquí!

En ese momento el borracho se acercó y me dio un empujón y caí al suelo de la fuerza. Jesús se puso delante de mí y le dio un puñetazo, al instante se dio la vuelta, me cogió del suelo y nos fuimos corriendo. El borracho se cayó al suelo debido a que su borrachera no le permitía tener la estabilidad necesaria.

Llegamos a un banco bastante alejado del parque por sí acaso nos seguía ese hombre y me sentó sobre su regazo, yo tenía la cara escondida entre su hombro y su cuello.

-Cris, ¿estás bien?- dijo Jesús buscando mis ojos. Yo seguía escondida entre su cuello y no quería soltarme, me encontraba genial con él.

-Sí, pero me duele un poco la rodilla del golpe- dije mientras me reincorporaba y notaba un leve pinchazo en la rodilla, a lo que respondí con una mueca de dolor.

-Dios, maldito imbécil... -dijo Jesús maldiciendo a ese hombre.

-Jesús -le cogí la barbilla para que me mirara- Gracias -le abracé muy fuerte.

Estaba encima de Jesús, y al separarnos le miré a los ojos, estaba decidida.

Le di un beso.

Tras el beso, le di otro abrazo, estaba muy agradecida por lo que había hecho por mí.

-Jesús, ¿tú estás bien?- pregunté confusa mirándole a los ojos.

-Ahora mismo estoy confuso, Cris. -dijo mirando hacia un lado.

-Lo siento... No tenía que haberlo hecho...- dije tapándome la cara para que no me viera llorar.

- Cris, no lo sientas, yo...- dijo Jesús, y antes de que terminara me levanté y me fui corriendo.
No quería saber nada más de nadie esa noche.

Inolvidable (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora