Capítulo 11

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Sábado, 18 de noviembre de 2017

Hoy es un día muy esperado por mí y mis amigos. Hoy se celebra el salón del manga en Murcia y tengo unas ganas inmensas de ir ya. Llevo ahorrando todo el año y pretendo gastarme hasta el último centavo.

Cojo mi mochila, la cámara con todos sus respectivos objetivos y el trípode. Mi móvil, dos cargadores portátiles y mi bandera del orgullo gay que tengo del anterior salón manga. Con todo listo me voy a la parada, pues ahí me esperan Giselle, su madre y Aroa.

Una vez en Murcia nos reunimos con todos los demás. Hay una cola para entrar casi eterna, así que aprovecharé para subir un par de historias en mis redes sociales y después ya sacaré la cámara para dejar plasmado cada uno de los cosplay que se pueden ver por todo el recinto.

Media tarde pasada, con cuatro tomos de un manga que tenía ganas de empezar a leer, ya que narra la historia de unos niños huérfanos donde tratan de escapar al enterarse de un oscuro secreto. Me he comprado varios pósteres, una figura anima, chapas variadas que voy regalando a la gente y unas cuantas camisetas. En definitiva, mi mochila va a estallar en cualquier momento.

Como nos hemos visto todo el salón manga una dos o tres veces, hemos decidido recorrer unos cuántos kilómetros hasta un centro comercial. Hacer merienda-cena en una hamburguesería y visitar tiendas.

- Aroa – grito en mitad de la tienda de juguetes.

- Dime – se acerca a mí.

- Quiero este dron por navidad – digo con cara de malcriada.

Asiente con la cabeza y ambas nos reímos. Nos juntamos con todo el grupo y seguimos mirando cosas, entre chistes, bromas y tonterías.

- ¿De qué me suena esa chica? – pregunta Giselle que no suele estar mucho con nosotros.

- Ah, esa es Talía, la hermana de Cristina – responde Álvaro dándome un codazo.

Me acerco a ella y saludo con dos besos. Luego ella me da un abrazo y saluda a mis amigos que se han quedado más atrás.

- ¿Qué tal todo? – pregunto alegremente - ¿Y eso que vas sola?

- ¡Genial! Llevaba toda la mañana en el salón del manga con unas amigas mías y mi hermana. Como nos aburrimos y teníamos hambre vinimos andando hasta aquí.

Bueno, creo que esto merece una explicación, puesto que no he contado cómo es que nos hablamos y nos llevamos bien.

Después de aquella fiesta donde Cristina se presentó en mi casa estuve días y semanas pensando en qué hacer. Lo hablé con mi psicóloga. Ambas acabamos pensando lo mismo y es que, a pesar de mi esfuerzo en ignorar y evitar a Loli y a su familia nunca paraba el odio de Loli hacia mi persona, yo tampoco conseguía olvidar a Cristina y pasasen los días que pasasen, hubiese problemas o no, Cristina seguía intentando hablar conmigo. Bueno, después de la fiesta ya no me habló mucho. Aun así, como no podía más con la situación decidimos hacer un último intento. El día 3 de noviembre decidí escribir una carta a Loli y a su familia pidiéndoles disculpas y una nueva oportunidad. Me explayé todo lo que pude... Eso sí, no sólo fui a darle la carta, sino que también traté de pedir disculpas delante de todos, les expliqué cómo me sentía en cada momento que tenía una confrontación con Loli. Obviamente, no comenté en ningún momento lo que sentía por Cristina.

Tras, ese último intento de conciliarme con Loli, Talía me mandó un mensaje por mis redes sociales. Me entendió y aceptó mis disculpas. Me dijo que ella siempre quiso ser mi amiga, que no le parecía una mala persona y que admiró mi acto de valentía al presentarme allí delante de todos y pedir disculpas. Su madre, por otra parte, no me perdonó. De todas formas, Talía siempre estaba pendiente de mí para saber si estaba bien o no. Aun así, nunca hemos hablado en persona pues su madre podría hacer cualquier locura.

Enamorada de mi vecina ⇝COMPLETA Y TERMINADA⇜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora