Capítulo 27

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Lunes, 15 de abril de 2019

Al despertar me pongo la ropa de ayer, bajo a coger la maleta y la dejo en mi habitación, que últimamente ni la piso, subo el bolso al desván y vuelvo a bajar para hacerle el desayuno. Hoy le voy a hacer el menú especial que son huevos fritos, beicon y agua fría como a ella le gusta. Al subírselo le dejo una nota para no despertarla y vuelvo a la planta principal para ducharme. Una vez termino me voy a mi habitación, me visto y vuelvo arriba.

- ¿Ya te has despertado, amor? – digo feliz.

- Sí y desayunando lo mejor de mundo – me sonríe igual de feliz – Últimamente solo me daba tiempo de beberme un zumo de naranja y una manzana por el camino.

- Bueno, pues me alegro de no haber fallado – nos reímos – Por cierto, tu maleta está en mi habitación, si bajas y te duchas tápate, mis padres están en su habitación durmiendo y pueden salir en cualquier momento.

Asiente con la cabeza y continúa desayunando, yo mientras reviso las redes sociales que como siempre, no hay nada nuevo.

. . .

Varias horas después nos vamos a casa de sus padres para darles la sorpresa, pasamos toda la mañana en el salón escuchando a Cristina contar historias graciosas que ha vivido en Estados Unidos. A la hora de comer nos vamos los cinco a un restaurante y al terminar me llevan a mi casa, ahora les toca a ellos disfrutar de su niña bilingüe.

Al entrar mis padres están tumbados cada uno en un sofá, así que decido sentarme en una silla de la mesa del salón, me apetece hablar y estar un rato con ellos.

Poco tiempo después, voy a la habitación que está enfrente del baño, antes de la mía. Está Aitor durmiendo, tiene 11 meses y aun así mis padres lo dejan dormir solo. Si no recuerdo mal, creo que me dijeron que era algo que le recomendaba un libro para padres primerizos. Por lo visto lo hicieron conmigo y ahora lo repiten con él. Como no quiero despertarle cierro la puerta con cuidad y me voy a mi habitación a dormir un poco más.

- ¿Sí? – contesto el teléfono sin mirar quién es.

- Lara, soy yo, Aroa... Hoy hay fiesta en casa de Martin.

- ¿Pero no la hizo ayer? – recuerdo cuando yo hacía fiestas una detrás de otra...

- Sus padres se han ido toda la semana, ¿te vienes?

- ¿A qué hora?

- En una hora – tose.

- ¿Tan pronto? – no me da tiempo...

- Son las doce... Venga, vístete, te espero en la puerta de su casa en una hora... Viene tu chica y su hermana, así que no puedes decir que no...

- Bien, ahora voy...

Bloque el móvil, me levanto, ceno y después me visto. No sé en qué momento ha pasado toda la tarde y parte de la noche...

Al llegar, guardo el casco de la moto, le echo el candado y me voy hacia la puerta dónde me esperan Aroa, Álvaro, Talía y Cristina. Saludo y nos vamos al interior de la casa que ya está repleta de gente. Mucha gente me saluda como si fuera alguien importante, cuando realmente desde que se fue Cristina me he vuelto un poco más antisocial de lo que ya era.

Poco tiempo después me encuentro por primera vez a Martín, nunca antes nos vimos en persona. Es un chico de estatura alta, pelo negro, ojos azules y su tono de piel es algo morena. Lo único que no me esperaba de él era su altura, pues su cara ya la vi en sus directos.

- Hombre... Hoy si has venido – dice Martín dándome dos besos.

- Casi obligada, pero sí... - río.

- A ver si quedamos un día de estos con más tranquilidad – sonríe.

Asiento con la cabeza, nos abrazamos y se va. Cuando me quiero dar cuenta no hay nadie de las personas con las que había entrado. No me apetece buscarlos así que me voy al sofá y nada más sentarme aparecen todos como si estuviesen esperando a que me sentase...

La noche pasa tranquila, algún que otro borracho liándola o gritando sin mantener el equilibrio y poco más. Eso sí, tanta gente me está agobiando así que le doy un beso a Cristina y me voy a la entrada, me siento en el bordillo de la calle y al poco rato la mano de Cristina me sorprende al apoyarse en mi hombro, se sienta junto a mí y allí nos quedamos un largo rato, en silencio, disfrutando de estar juntas, cogiéndonos la mano como si alguien nos la fuese a separar para siempre. Le beso y el sonido de mi móvil nos interrumpe.

- Dime, Valeria – respondo.

- Mi madre... - coge aire – Hospital – se le escucha llorar – Ayuda, por favor – noto su respiración agitada.

- ¿¡Cómo!? – me pongo blanca - ¿Qué pasa, Valeria? – Cristina me mira preocupada - ¡Voy corriendo! – cuelgo.

Me levanto rápido y sin dar explicaciones me subo a la moto, antes de largarme beso a Cristina, me pongo el casco y le digo que avise a todos de que voy al hospital con Valeria, que vayan si quieren.

En poco más de media hora ya estoy, voy al mostrador a preguntar por la madre de Valeria. En cuando la veo en la sala de espera viene corriendo a mí.


[FONDO NEGRO]



Enamorada de mi vecina ⇝COMPLETA Y TERMINADA⇜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora