Capítulo 31

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Domingo, 26 de mayo de 2019

Abro los ojos, es un techo blanco, no es el de mi casa, miro hacia el lado, está Aroa con los ojos casi cerrados.

- ¡Lara! Estás despierta.

Sale corriendo y empieza a llamar gritando al doctor. En pocos segundos entran ella y un hombre con bata.

- Hola, jovencita, ¿cómo se encuentra?

- Perdida...

- Bueno, cuando te trajeron perdiste la conciencia justo después de tener un ataque de ansiedad – comenta Aroa.

- ¿Recuerda algo de anoche? – pregunta el doctor.

- Sí...

- Algo me comentó tu amiga anoche, sólo puedo decirte que errores cometemos todos y que la vida no se acaba. Seguro que consigues solucionarlo todo – sonríe intentando animarme – Ahora sigue la luz – saca una pequeña linterna y la mueve de un lado a otro – Parece que estás bien, en una hora podrás volver a casa.

Asiento con la cabeza y se va. Justo al marcharse aparece Valeria.

- Fue culpa mía – no tengo ganas de esto – Si no te hubiese besado, nada de esto habría pasado. No supe ver lo que estaba pasando, pensé que querías. Lo siento...

- Da igual, no tengo ganas de hablar de esto.

- Si quieres que me vaya de tu vida lo entendería perfectamente. Aunque fuese borracha, sé que no es escusa.

- Déjalo, no eras consciente de lo que hacías. Quien hizo mal fui yo por no saber reaccionar y decir que no. No puedo echarte de mi vida por eso cuando has estado conmigo todo este año tan difícil para mi y eso te lo debo...

- No me debes nada... Tú también me ayudaste con el accidente de mi madre. Perdiste esos días que estaba con Cristina solo para estar a mi lado y apoyarme. Tú me has llegado ayudar mucho más en unos meses que María y Lucía en años...

- Bueno, pero no hace falta que te alejes, ibas borracha, no tenías autocontrol, ya sé que no puedo dejarte beber tanto...

- No beberé en mucho tiempo, me siento demasiado culpable... - suspira – Si quieres que me quede, lo haré, pero en el momento que tú quieras que me vaya, me iré.

- Bien, ahora necesito hablar con Cristina, si me lo coge claro...

Valeria sale de la habitación. Cojo el móvil y marco el número de Cristina. Da tono, pero no me lo coge. Vuelvo a marcar y nada... Es normal que no quiera saber nada de mí. Más tarde lo volveré a intentar, sino lo consigo, la dejaré marchar. No quiero hacérselo más difícil.

. . .

Ya ha pasado la hora, el doctor entra para darme el alta. Al salir del hospital me subo al coche de mi tía.

- ¿Qué te pasó? – pregunta mi tía sin quitar la vista de la carretera.

- No lo sé, Valeria me besó y no fui capaz de reaccionar y para mi mala suerte alguien lo grabó y Cristina lo vio. Creo que el resto se deduce solo... - suspiro.

- ¿Entonces lo habéis dejado?

- Supongo... Aun así, quiero y necesita hablar con ella. Cometí un error y acepto las consecuencias, sin embargo, no me gustaría dejar las cosas así de mal. Si no contacto con ella le escribiré una carta.

. . .

Ya en mi casa me voy a mi habitación, mi tía ha decidido quedarse hasta que vuelvan mis padres que están de camino. No se fía de dejarme sola y que me pase algo de nuevo. Como no he conseguido contactar con Cristina decido sentarme en el escritorio. Saco papel y bolígrafo. Justo enfrente tengo en la pared colgadas una cantidad exagerada de fotos de ella y de cada momento y citas. Ver todas esas fotos, recordad esos momentos, esas risas, esa intensidad, toda nuestra historia, ver que éste es nuestro fin, me es imposible contener las lágrimas y al final acabo llorando y empapando el folio que todavía sigue en blanco.

Sin pensar en qué voy a poner empiezo a escribir...

Hola, Cristina...

Sé que esto es duro, sé que va a ser difícil para las dos, pasar página, comenzar prácticamente una nueva vida. Sinceramente no sé qué voy a poner en esta carta, solo voy a escribir todo lo que pienso y siento.

Cristina, lo primero de todo es pedirte perdón por serte infiel, por haber cometido tal error, me siento muy avergonzada y mal conmigo misma. Nunca imaginé que algo de esto pasaría, yo solo te quiero a ti. Valeria se convirtió en una muy buena amiga para mí, Aroa y los demás siempre estaban estudiando, a ti te tenia a miles de kilómetros de distancia y la única persona que estaba ahí en mis bajones era ella. Pero solo como una amiga más, no siento nada por ella, no me atrae, yo te quiero y te amo a ti, Cristina, créeme...

Lo que pasó esa noche fue inexplicable, la primera copa que me bebí fue de un chico que no conocía y me presionó para que le pegase un trago. Segundos después me desmayé. Alguien me intentó drogar para algo. Cuando desperté me preparé un vaso de Coca Cola, sin nada de alcohol, sin embargo, me empecé a marear y a hacer y decir cosas que sólo digo borracha. Poco después me fui a bailar con Valeria sin ninguna otra intención que no fuese pasármelo bien con una amiga. Se me acercó y en ese momento si supe reaccionar. Me fui al sofá y le pedí otro refresco, porque estaba un poco pálida. Cuando me lo trajo me dijo que beberlo de un solo trago y así hice. En ese momento empecé a ver más borroso. Quizás todavía me estaba afectando la primera copa, no lo sé. Pero Valeria se me volvió a acercar y aunque yo quería salir de ahí y llamar a Aroa no me vi capaz, Cristina, no supe reaccionar y pasó lo que no quería. Me siento miserable por no haber sido capaz de evitar esa situación...

Por otra parte, te confieso que, en todo este tiempo, en los días que peor me encontraba por tu ausencia, no paraba de darle vueltas a lo nuestro, quizás tuvimos que haber terminado nuestra relación al irte. Bueno, eso pensaba al principio, pues no quería que sufriésemos la distancia, pero eso no habría cambiado nada, ya que íbamos a sufrir lo mismo o incluso más.

Ahora, aunque me duele de tan sólo pensarlo, lo mejor va a ser romper, no quiero que sufras más por mi culpa, te dejo ser libre, disfruta, conoce nuevos chicos o chicas, vive, no te quedes en el apartamento sola y llorando, me niego. Es más, hazlo por lo que tuvimos.

Con todo esto no quiero decir que olvidaré lo nuestro, me es imposible siquiera imaginármelo... Dudo vivir y amar todo lo que he vivido y amado contigo, dudo encontrar alguien que sea como tú, como te dije muchas veces, eres y serás la mujer de mi vida.

Que sepas que no voy a dejar de amarte. Yo sé que eres tú y si no es en esta vida, espero que en la otra vida nada de esto haya pasado y terminemos siendo unas maravillosas abuelas malcriando a nuestros nietos como no habíamos imaginado...

Sé feliz, amor. Consigue acabar tu carrera y vive tus sueños con alguien que te merezca y te cuide más que yo. Siempre te amaré, Cristina, no lo dudes y no lo olvides. Ojalá nuestra historia hubiese tenido un final más bonito...

Te ama, Lara Hidalgo Mayo.

Enamorada de mi vecina ⇝COMPLETA Y TERMINADA⇜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora