Capítulo 04

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Martes, 10 de enero de 2017

Suena la alarma. A la misma hora de ayer. No tengo ganas de nada. Tengo mucho sueño y sobre todo muchas agujetas.

Me levanto y voy directa al armario. Un vaquero negro, una camiseta básica y una sudadera. Ya vestida me lavo la cara y los dientes. Me preparo el almuerzo y los libros. Cojo un plátano para comérmelo mientras voy a la parada del autobús.

Esperando en la parada, veo que un coche pasa por la calle de la urbanización. Es la señora del domingo y un señor que parece ser su marido, imagino. Él me saluda con una sonrisa, sin embargo, la mujer sólo se limita a seguir mirándome fijamente.

Ya en el instituto subo las escaleras y voy al rincón donde nos reunimos todos mis amigos. Me saludan y yo a ellos y ya posteriormente empezamos a hablar cada uno de una cosa distinta.

Al tocar el timbre, entramos a clase de biología Aroa, Giselle, Juanma y yo. Mientras que Alberto, Alan y Andrea van a historia. Vamos divididos puesto que unos somos del grupo bilingüe y otros no.

. . .

Las clases terminan y yo subo de vuelta al autobús y espero a que arranque. Durante el trayecto escucho música con los auriculares puestos y me pongo a mirar las redes sociales.

Al llegar a casa caliento la comida y mientras veo alguna serie o algún vídeo en YouTube me pongo a comer. Al terminar, lavo los platos que haya y después descanso un rato en el sofá hasta que mis padres se despiertan.

Tras bajar ellos yo saludo y me subo a mi habitación con la mochila para hacer los ejercicios que hayan mandado hoy en clases. Enciendo el ordenador y saco los libros de las asignaturas que tengo que estudiar.

. . .

Termino justo a tiempo. Voy a la cocina para coger una mandarina y posteriormente cojo la bicicleta para ir hacia el gimnasio de manera más rápida. Son tres días a la semana; martes, jueves y viernes. Aun así, como yo quiero hacer ejercicio los cinco días de la semana, el resto de días que no tenga gimnasio me dedicaré a correr una o dos horas, según el tiempo que me permitan los estudios.

Una hora y media después, termino el ejercicio junto al entrenador personal, que además de decirme qué hacer me iba animando. Y menos mal, ya que en la primera media hora quería rendirme, pero gracias a Sergio me fui motivando.

El problema ahora es volver a casa. Me siguen temblando las piernas. Son las ocho y media, el último autobús ya habrá pasado. Enciendo el móvil para llamar a mi padre a ver si puede venir a por mí. Sin embargo, me llega antes un mensaje de Álvaro. Mierda, había quedado con Aroa, Juanma y él.

[WHATSAPP]

ÁLVARO:

Oye, nos ha dicho tu madre que te habías ido, sin decir a dónde.

¿Todo bien?

LARA:

Sí, sí, todo bien.

Estoy cerca de la casa de Juanma.

ÁLVARO;

Vale, nosotros también estamos cerca.

Me toca hacer un último esfuerzo. Diez minutos en bicicleta hasta la casa de Juanma y luego cuando lleguen ya les pediré quedarnos en su casa. Así podré descansar un poco en el sofá.

Llamo al timbre y Juanma contesta y baja. Se empieza a reír al verme toda sudada.

- ¿Vienes de una maratón? - pregunta entre risas mientras me abraza.

- Algo parecido – le sigo la risa – Vengo del gimnasio – se sorprende.

Justo llegan Álvaro y Aroa, nos saludamos con abrazos y me miran esperando a que les indique hacia dónde ir, pero Juanma sorprendido todavía rompe el silencio.

- ¿Sabéis que Lara se ha apuntado al gimnasio? – me sonríe.

- ¿En serio? – se sorprenden ellos también – Soy tu mejor amiga y no me dices nada... - trata parecer enfadada.

- Se me olvidó – respondo.

Les resumo todo mi día de ayer y les explico por qué tomé la decisión de apuntarme al gimnasio.

- Y bueno, ahora mismo no me quedan fuerzas para volver a la urbanización – digo todavía sudando y sin aire.

- Tranquila – dice Juanma – Nos quedamos hoy en mi casa y cuando quieras le digo a mi madre que os lleve a todos a vuestras respectivas casas.

Asentimos agradecidos y subimos al salón. Pone una película y mientras ellos están sentados, yo estoy tumbada en otro sofá aparte.

Ni diez minutos lleva la película y yo ya me estoy durmiendo...

- Lara... ya ha terminado – Álvaro y Aroa se ríen.

- Dejadla – interviene Juanma – Mi primer día de gimnasio fue horrible – me defiende.

- Gracias, Juanma – digo levantándome con dificultad.

La madre de Juanma nos deja a Álvaro y a mí en la urbanización. Aroa sigue en el coche, pues ella vive en otra parte.

Ya en casa me hago la cena. Por ahora estoy aguantando la dieta bastante bien. Solo que después del ejercicio me muero del hambre, pero con agua consigo llenar algo el estómago.

Una vez el plato vacío, lo friego y me voy a la ducha. Al salir, me pongo el pijama y me seco el pelo. Me da pereza planchármelo así que eso lo dejo para mañana.

Con tanto tumulto de las clases, los deberes, el ejercicio y la dieta, me olvidé de la chica del domingo, de aquella sonrisa que tanto me alegró el día. Fue así, que recordando aquella mañana me dormí.


Enamorada de mi vecina ⇝COMPLETA Y TERMINADA⇜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora