Capítulo 21

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Martes, 1 de enero de 2019

- ¡Feliz año nuevo! – gritamos todos nada más terminar de sonar las 12 campanadas.

Este año ha pasado demasiado rápido, se podría decir que ha sido mi mejor año. Por fin tengo la total confianza de Loli, en su casa me tratan como una hija más. Para Papá Noel me regalaron un par de pijamas y zapatillas de estar por casa para no tener que traerme siempre el mío de mi casa. Desde que tengo la moto y ya no dependo de nadie voy una semana a casa de Loli y Jesús a hacer vida normal y a la otra semana viene Cristina a la mía. A mi padre le cambiaron el horario y va alternando turno diurno y turno nocturno. Esta semana por ejemplo está de noche en casa por lo que se queda a cargo de mi hermano. Después, a la siguiente, como trabaja de noche junto a mi madre me toca estar en mi casa y es así como sin pensarlo hemos creado una rutina entre ambas familias.

- Bueno, familia – me dirijo a ellos – Yo me voy ya a por Cristina – cada una está con su determinada familia.

Tras despedirme me subo a la moto y voy a casa de Loli y Jesús. Al llegar les felicito el año nuevo a todos y después de estar un rato con ellos cojo mi maleta que previamente había dejado en la habitación de Cristina y ambas nos vamos a su coche.

En lugar de irnos a una discoteca y emborracharnos, hemos preferido hacer una escapada el resto de semana y al ser parte de mi regalo de navidad, Cristina no sabe dónde vamos. Así que le iré indicando el camino sin darle ni una sola pista.

. . .

Nada más llegar se ve una cabaña grande. Es la recepción, al coger la llave de nuestro pequeño hogar durante una semana entramos. Como no hay televisión me traje el portátil y así ver películas con la chimenea al lado y tapadas hasta arriba con mantas. Antes de empezar la película, Cristina se trae un par de copar para tomar mientras la vemos.

Llevamos mitad de película vista y vamos algo subidas de tono. Yo tengo incluso calor. Me incorporo del sofá y me acerco a Cristina hasta besar sus suaves, blando y cálidos labios. Ella me da un leve toque hasta tumbarme en el sofá nuevamente y en consecuencia de ello, Cristina queda plenamente sobre mí. Es así como nuestros cuerpos se acaban entrelazando entre el calor de la chimenea, el alcohol, la atracción, los fluidos y gemidos...

. . .

Al terminar se acurruca en mi pecho y sin darnos cuenta nos dormimos bajo las mantas y con el calor del fuego de la chimenea del salón. Sin embargo, nuestro sueño se ve interrumpido al sonar mi móvil.

- ¿Sí? – digo con sueño.

- ¿Estabais durmiendo ya? – pregunta Aroa y al fondo se escucha música a todo volumen.

- Si... - se termina por despertar Cristina.

- Perdón. Sólo quería saber si ya le diste la noticia – se dirige Aroa a Cristina.

- ¿Qué noticia, amor? – pregunto sin saber nada.

- Pues se me había olvidado por completo... - carraspea - ¿Recuerdas el concurso donde te inscribiste la semana pasada? – asiento con la cabeza – Ayer contacté con los jurados para saber cómo había quedado y bueno... - sonríe - ¡Has ganado, mi vida! – me abraza orgullosa y cuelgo la llamada.

Hace un par de semanas me informó una antigua profesora de lengua sobre un concurso literario y al principio no pensé siquiera en inscribirme, pues ni Cristina ha llegado a ver todos mis textos. La verdad es que no me veo muy buena escritora por lo que me avergüenzo y no se lo enseño a nadie, sin embargo, al contarle a Cristina sobre el concurso, terminó convenciéndome para que participase.

Lo único que tenía que hacer era mandar 5 textos o poemas y si por alguna remota casualidad ganase, la editorial involucrada en esto me publicaría un libro sobre mis textos o incluso novela, da igual la temática. Además de ello, también me entregarían 1.200€

En ningún momento pensé que podría ganar. Estoy anonadada y sin creérmelo.

- ¿De verdad? – no me lo creo.

- Sí, el día 5 te contactarán para que le entregues el manuscrito de lo que quieras que te publiquen y el dinero.

- Qué vergüenza, no me lo creo – estoy sonrojada.

- Todavía no me has dicho qué mandaste...

- Todo en su debido momento, amor... - me da vergüenza, todavía tengo que asimilarlo.

Cristina me besa y me abraza totalmente emocionada. Como estamos agotadas decidimos irnos a la cama y estar un rato en las redes sociales hasta quedarnos dormidas por completo. Hoy además no le dieron día libre en el trabajo a Cristina, por lo que ella está más cansada. Eso sí, gracias a ello, ha podido cogerse más días de vacaciones y así poder quedarnos todo lo que queda de semana en esta cabaña. Quizás mañana salgamos a esquiar.

Enamorada de mi vecina ⇝COMPLETA Y TERMINADA⇜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora