Capítulo 18

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Lunes, 25 de diciembre de 2017

Han pasado ya 26 días desde que Loli aceptó mi relación con Cristina y la verdad es que todo va genial. Mis padres se llevan muy bien con Jesús, el padre de Cristina, sin embargo, con Loli han tenido algún que otro rocecillo, pero no ha sido nada que pudiese poner en riesgo mi relación con ella.

Hoy estoy más nerviosa que el día que mis padres comieron con Loli y Jesús, pues hoy voy a cenar con toda la familia Navarro y ellos todavía no saben nada de lo mío con Cristina, ya que Loli pensó que lo complicaría todo mucho más.

Por otra parte, yo ayer me cambié el color de pelo a negro, además también me lo corté por los hombros y por ahora sólo me han visto; Cristina, ya que fue ella quién me llevó a la peluquería y mis padres cuando llegué a casa.

Mis padres me acaban de traer a casa de Loli. Nada más llegar llamo a la puerta.

- ¡Ala! – dice asombrada Talía tras abrir la puerta – Me encanta ese color de pelo y corte, te queda genial.

- ¿Y tú qué? – digo mirándola de arriba abajo – Estás radiante con ese vestido negro y ese pelo ondulado – ríe tímidamente.

- ¡Qué va! No es nada del otro mundo, pero gracias igualmente – sonríe.

Entro con mis padres y saludo a Jesús.

- Hola, Lara. Estás guapísima con ese cambio de pelo, mira Loli... - Jesús sigue hablando, pero pasa a estar en segundo plano cuando veo salir a Cristina con un vestido ajustado azul claro y descubierto por la espalda - ¿Lara? – me trae en sí Jesús,

- ¿Hum...? – suelto mientras aparto la mirada de Cristina – Sí, sí... - no sé qué han dicho.

- Bueno, entonces ¿dónde vas a dormir, Lara? – pregunta nuevamente Jesús.

- A una mala se puede quedar a dormir con vosotros si queréis. Mientras que a las diez de la mañana vuelva para poder irnos a dar los regalos a mi sobrino nos basta – comenta mi madre.

Cristina y yo nos miramos y asentimos con la cabeza a la vez, después mis padres se van. Me dispongo a saludar como es debido a Jesús y Loli y luego me voy con Talía que ya se había sentado en el sofá esperando a que Cristina terminase con los últimos detalles de maquillaje. Cuando por fin termina, nos vamos todos al coche para ir ya al restaurante.

- Tranquilízate, amor – me susurra Cristina acariciando mi pierna que estaba temblando del miedo.

Ya hemos llegado al restaurante y estoy muy nerviosa todavía. Al fondo del restaurante veo a la familia sentada. Por lo visto sólo faltábamos nosotros. Una mujer me mira fijamente y conforme más cerca estoy, más gente me mira. Creo que estoy a punto de llorar del miedo.

- Hola – sonrío mientras aprieto fuerte la mano de Cristina.

- ¿Qué hace está aquí? – esa frase me suena - ¿Y por qué le coges de la mano, Cristina?

- Porque es mi pareja – todos se enfadan de golpe – Y si me dejáis, os voy a presentar a mi novia – se quedan todos callados mientras se miran entre sí – Bien, ella es Lara y sí, su apellido es Mayo, pero dejando en el pasado vuestros problemas con su familia, me gustaría que le dieseis una oportunidad como hizo mi madre. Ella ha conseguido aceptarla – coje aire – Y si vosotros le dais una, también lograréis aceptarla.

- ¿Tú has permitido esto Loli? – dice una mujer.

- Sí – suspira Loli – Al principio me costó debido a todo el daño que nos habíamos causado entre las dos, pero por mis hijas decidí darle la oportunidad que nunca le llegué a dar.

- ¿Por tus hijas? – vuelve a preguntar la señora.

- Sí, tía... - interviene Talía – Antes de que ellas fuesen pareja yo hablaba mucho con Lara. Incluso con el mal trato de mi madre hacia su persona siempre estaba pendiente de mi cuando estaba mal o necesitaba ayuda. Gracias a ella he podido aprobar todas las asignaturas de este trimestre y además con buena nota.

- Antes de que decidáis – interrumpo – Me gustaría deciros que lamento mucho todo lo ocurrido con mi familia. Comprendo vuestra desconfianza y entiendo que esas cosas no se perdonan tan fácilmente. Aun así, yo les prometo cuidarla siempre – digo refiriéndome a Cristina – y sobre todo prometo que no haré daño a ninguno de todos vosotros y mucho menos a Cristina.

- Bueno... - quedan todos en silencio – Supongo que te mereces una oportunidad. Si Loli lo ha hecho, por qué no hacerlo nosotros también – dice una de las mujeres.

Suspiro aliviada y me siento en la mesa entre Talía y Cristina.

. . .

- Cariño – me dice Cristina al oído.

- ¿Sí? – pregunto aun temblando.

- ¿Me acompañas al baño? – asiento y vamos.

. . .

- Anda, ven aquí – dice al llegar – Ya está – me abraza – Ya no hay de qué preocuparse.

Asiento con la cabeza. He pasado una noche horrible del miedo que tenía de que no me llegasen a aceptar. Ahora mismo me cuesta asimilar todo. Por fin podremos hacer vida normal sin pensar en si nos veía su familia o algo.

Tras terminar la cena, volvemos a casa de Cristina y nos ponemos a jugar todos a la consola. Después de ganar Talía, nos hemos puesto a ver una película. Es de comedia ya que a Loli no le gusta las de terror.

- ¿Alguien quiere palomitas? – pregunta Jesús.

- Uy – respondo – yo estoy llena – acaricio mi estómago hinchado.

Al final he sido única persona que no ha querido palomitas. No sé cómo les cabe tanto alimento. Hemos comido un menú de cuatro platos más postre. Y yo ya estaba en el segundo sufriendo.

La verdad, es que, desde que empecé la dieta y el deporte mi estómago se ha encogido demasiado y por eso ya casi no como nada. Aun así, en estas fechas me es imposible mantener una dieta correcta, así que para no engordar mucho ni tener el temido "efecto rebote" estoy teniendo ejercicio doble todos los días.

. . .

Al terminar la película nos vamos todos a dormir. Yo, como es costumbre, me he ido con Cristina a su cama, pues sus padres en ese aspecto no son tan estrictos, son conscientes de que si quisiésemos hacer algo lo haremos en cualquier otro momento e incluso sitio.

Enamorada de mi vecina ⇝COMPLETA Y TERMINADA⇜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora