Prólogo

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(...)

-Cariño por favor levántate- La voz melodiosa de mi madre resonó en mis oídos. Abrí mis ojos, porque sabía que era hora de despertar para ir a clase.

Desde que mi padre se fue sólo hemos sido ella y yo, soy hija única claro por parte de mamá. Vivimos en California es una ciudad no tan pequeña pero sí lo suficientemente grande, me gire para ver los ojos oscuros de mi madre. Por alguna extraña razón yo no me parecía en nada a ella, mi ADN se inclinan más a mi padre del cual no recuerdo casi nada. Mi madre es delgada, ojos oscuros como la noche, su cabello castaño y ondulado, y su piel morena o mestiza. Yo soy rubia castaña, mi cabello es lacio, mi piel blanca, y mis ojos mieles (amarillos) les juro que han habido apuestas al respecto. Ella sale de mi habitación, yo le saco la lengua apenas cierra la puerta. Me levanto de la cama a regañadientes voy hacia mi armario para buscar que ponerme, todos los días es la misma rutina no sé qué demonios hacer. Esto es frustrante. Al final optó por unos jeans negros ajustados, una blusa campesina. Deje todo encima de la cama y fui hacía el baño, me Despoje la pijama unos short rosa con la palabra "Love" en el trasero, un buso viejo de una banda de rock que era tres veces más grande que mi talla. El agua recorre mi anatomía, haciendo que me relaje instantáneamente. Me puse una toalla en mi torso y otra en mi cabello cuando termine, me cepille los dientes y salí para vestirme. Me puse unos botines más arriba de mis tobillos de color negro, me maquille un poco, no mucho en realidad. Salí de mi cuarto y camine por el pasillo, la casa es pequeña. Tres habitaciones, una de mamá, otra de huéspedes y la mía, cuatro baños, tres en cada pieza y otro afuera, sala comedor y la cocina. Vivíamos aquí desde que papá nos abandonó. Voy hacía la cocina, donde supongo está mamá cocinando y bailando. Ella tiene esa alegría en sus venas, su risa es contagiosa, no teme ser ella misma. Más que mi mamá es mi mejor amiga. A veces creo que ella dejó su vida por mí, después de papá ella jamás volvió a tener una relación, se dedicó rotundamente a mí.

-¡Oh, cariño buenos días!- dice ella, tambaleando sus caderas de una forma que me hace reír.

-¡Buenos días!.

-Llamó tú papá- informó mirándome. Mi boca se abrió en una perfecta O, todo el cereal que tenía dentro salió de mi boca, no era mucha sorpresa. Pero el solo llamaba de vez en cuando, desde que nos abandonó solo me ha llamado dos o tres veces. Y no, no es triste, ni deprimente por que nunca me ha hecho falta, (aunque admito que en mi pre-adolescencia si lo hizo y me culpe de su abandono.) Ahora a mis 16 años, comprendí que es un maldito de mierda que sólo quería una aventura de un rato, por que si a pesar de que me estruje el corazón admitirlo. Papá estuvo con ella con engaños, y sí, mi madre fue su amante. Lo cierto es que ella no tuvo la culpa, jamás lo supo hasta tiempo después. Cuando yo tenía, no sé. Unos seis o siete años. De su otra familia solo sé que tengo otros tres hermanos, el mayor se llama Aaron. Una hermana que tiene mi misma edad y se llama Elif, y la menor se llama Tessandra.

-¿Qué quería?- pregunté después de un largo silencio sepulcral.

-Saber cómo estabas, quería verte- puse los ojos en blanco.

-Después de trece años por fin volvió de comprar la leche- ella río. Fui hacia el baño para limpiarme y mirar que no hubiera manchado la blusa y por suerte no lo hice, salí de nuevo y vuelvo a ir a la cocina. Mi celular vibro en el bolsillo trasero, lo saco mientras termino mi cereal. Es un mensaje de mi mejor amigo.

James: Estoy afuera, sal o llegaremos de nuevo tarde, ¡POR TÚ CULPA!.

Anais: NO ME GRITES, además estoy hasta el copo de decirte que no encontraba que ponerme ¡Maldición!.

James: SOLO BAJA DE UNA MALDITA VEZ.

Anais: QUE NO ME GRITES 😢

Me observan #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora