Capítulo 29 Te Amo Hija

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-Te hice un té de manzanilla para que se te calmen los cólicos- me dice Claudia mientras me pasa la taza.

-Gracias- contesto.

Finalmente hoy era viernes la semana había sido muy larga, demasiado diría yo, estaba llena de emociones y sentimientos encontrados. Primero con mí tía y luego con Derek fue una noche de locos en lo absoluto.

No sabía cómo contestar a la confesión que tuvo él conmigo, así que sólo salí corriendo como la maldita y estúpida cobarde que soy, salí huyendo, pero no me pueden culpar no supe más que hacer. Tenerlo ahí tan vulnerable, sinceró, abierto y estaba todo a mí merced, sus palabras formaron en mí un torbellino de sensaciones y es que no sé si de verdad sea amor lo que siento. No sé si él de verdad éste sintiendo todo los que sale de su boca.

Primero pensé que salí corriendo por la sorpresa de sus palabras, pero confirme que es cobardía está mañana cuando invente que me dolía mucho el estómago (cosa que no era del todo mentira) para no ir al colegio, no quería verlo, no quería enfrentarlo. Simplemente no me sentía preparada para que me penetrara con sus ojos.

-Y... ¿Qué se siente saber la verdad?- preguntó Claudia sacandome de mis pensamiento.

-Frustrante, doloroso y confuso- conteste soltando un suspiro cansino, ella me sonrió dulcemente.

Las dos estábamos en la cocina, ella terminaba una merienda para mis hermanos para cuando llegarán del colegio, en ese instante me dio un punzada en el estómago he hizo que hiciera una mueca de dolor... Punta madre... Está es la situación en las que hubiera deseado ser hombre, creó que todas las mujeres pasamos por esto.

Escuchamos que la puerta principal se abrió, se escucharon pasos que se acercaban a la cocina y la escandalosa risa de Tess se escuchó entrando, Elif venía con cara de pocos amigos... Otra que está en sus días... Y Aaron venía entretenido en si celular.

-¡Anais!- exclama Tess- Te veo mejor, es que de verdad que está mañana te veías fatal.

-Hermana tú siempre con tus palabras alentadoras no sabes como las agradezco- digo sarcástica- Elif... ¿Por qué bienes con esa cara?- preguntó.

-¿Con cuál otra cara quieres qué venga del colegio sí está es la mía?- contesta poniendo sus manos en la cadera.

-No quise decir eso... Ajh olvidalo.

Ella pone los ojos en blanco, Aaron que aproxima a mí y se sienta a la par mía, me sonríe dulcemente y me da un beso en la frente. Empezamos hablar de como les fue en el colegio, mi hermano nos cuenta que hará el examen para graduarse del colegio y entrar a la universidad en medio de la conversación me dio otra punzada en el estomago y desee maldecir hasta el mismo demonio.

-¿Anais estás bien?- preguntó Aaron.

-Esto es por lo que una mujer tiene que pasa todos los meses- responde Elif.

-Quiero ser barón- digo con mi cabeza recostada en el desayuno, ellos ríen y no le veo la gracia sinceramente.

-Te llevaré a tú habitación para que descanses- me dice Aaron.

-Espera... Qué- ya era demasiado tarde Aaron me puso su brazo por debajo de mis piernas y la otra en mí espalda- Aaron bajame- me sostuve de su cuello y las chicas empezaron a carcajearse- Aaron no, mierda, hablo en serio- a él no le importa y empieza a guiarme fuera de la cocina.

No hacía el mayor esfuerzo para cargarme, empezó a subir conmigo en brazos y yo no podía de la risa, subió hasta la segunda plata y entro a mí habitación. Me puso suavemente en la cama y me acobijó.

Me observan #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora