Capítulo 1 Marco y su familia

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(...)

El avión aterrizó en el aeropuerto, y digo aeropuerto por que las dos Arpías que me mandaron aquí, olvidaron el pequeño-gran detalle de decirme que mi padre vive al otro lado del país, en un pequeño pueblo casi desolado. Esto había sido un cambio tan duro que aún dudaba que pudiera soportarlo. Diez años (creo no estoy segura) desde la última vez que lo vi no recuerdo mucho de él, ¿cómo lo voy a reconocer? Estoy rodeada de un mar de personas, unos corren a coger su equipaje y otros a tomar su avión. Ya me estoy arrepintiendo, me siento agotada. Después de casi ocho horas viajando, tomó mi equipaje lo arrastró por el suelo de mármol. ¿Cómo me reconocerá? ¿Cómo lo reconoceré? Veo a un hombre de unos cuarenta y tantos años, fornido, sus ojos mieles.

-Hija- gritó el hombre, con alegría.

-Papá- susurré. El hombre corrió en mi dirección, con sus brazos extendidos, y una sonrisa más grande que el gato de Alicia en el país de la maravillas. Les juro por lo que más quería (que ahora está muerta) que estuve a punto de extender mis brazos para recibirlo. El hombre pasó por mi lado ignorándome, atrapando a una chica que estaba detrás de mí en sus brazos. Por un momento sentí nostalgia. ¿Y sí ese hombre me abandono aquí? en una ciudad que no conozco ¿Y por qué no? Sigo caminando mientras arrastró mi equipaje, a unos dos o tres metro había y un hombre. Con un cartel que decía "Anais Franklyn"... Genial, mi propio padre necesita de un cartel para reconocerme, lo acompaña un chico, y espero que no sea el tal Aaron. Sus ojos celestes, rubio, su cuerpo bien formado y su rostro bien delineado. Traía puesto unos jeans negros ajustados, una camisa blanca que hacía ver sus músculos. Me acerque a ellos, mi padre abrió sus ojos de par en par al verme.

-Anais, ¡Oh, cariño! Que linda estas, eres muy hermosa- dice Marco (mi padre) abrazándome, me tomó por sorpresa.

-Hola Marco- digo correspondiendo al abrazo un poco incómoda, cuando se separa de mí noté un poco de nostalgia en su rostro.

-Siento mucho lo de Maggie, de verdad.

-Yo lo siendo más, Marco, pero ella ya no está- Conteste. Él se muestra incómodo, y yo también, de verdad que sí. Pero tenía que darme tiempo, es decir. Yo crecí sin él, él nos abandonó por su otra familia. Tenía que entender y comprenderme, esto no era fácil para ninguno.

-Él es Aaron, tu hermano mayor- dice, cambiando de tema.

-Oh, hola Anais- el chico me saluda amablemente.

-Hola, Aaron- en sus ojos vi algo que no logre identificar, ¿dulzura?

-Bien vamos, tenemos mucho camino que recorrer- dice Marco. Salimos del aeropuerto, afuera había un auto. No es tan antiguo pero tampoco tan moderno, Aaron me deja ir en el asiento del copiloto cosa que agradezco. Adentro Marco enciende la calefacción, estábamos en un silencio sepulcral he incómodo. El enciende el motor y éste se pone en marcha, y así pasamos un rato.

...

Después de viajar casi dos hora, por fin estábamos entrando al pueblo, lo sabía porque había un cartel gigante en la entrada que decía "Bienvenidos a Lynchbrg, Virginia" venía un poco somnolienta ya que no había podido dormir nada, porque si había dormido un poco en el auto, pero no mucho. Empezó a ser un frío de lo peor y Marco no tenía la calefacción encendida.

-Papá enciende la calefacción, nosotros estamos acostumbrados al frío pero Anais no- dice Aaron y la verdad no sé a qué hora se había despertado.

-¡Oh, claro! Lo siento, cariño- responde él.

Yo le sonrió, sigue sonando música esta vez lo hace Sin Bandera, con la canción "que lloró" Ya el sol se está escondiendo, y el paisaje nocturno empieza a salir. Marco sigue conduciendo hasta llegar a un barrio lleno de casas, unas de dos pisos, otras de tres. También hay rejas de madera que dividen los patios delanteros, Algunos árboles y columpios, Marco estaciona al frente de una casa de dos pisos, de color crema y marrón. Un árbol que llegaba casi hasta una ventana delantera, un columpio colgaba de allí y una cochera. Marco sale junto a Aaron yo tardo un poco, la puerta principal se abre y sale una joven de unos catorce o quince años, su cabello rubio igual que el mío, pero ella lo tiene un poco más corto. Sus ojos no logro identificar el color, pero creo que son mieles y delgada.

Me observan #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora