Capítulo 37 El Viaje

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-Espera...¿qué?- Pregunto mí padre.

-Decidí volver a California- repetí.

-¿Por qué?- preguntó.

-Para ver si puedo recordar algo.

-Es eso ó paso algo que te molestara y por eso ya no quieres estar conmigo- sus ojos mostraban decepción.

Hoy era viernes, la semana había pasado tortuosamente lenta, hacía una semana  no veía a mí padre y sólo había venido aprovechando que mis hermanos y Claudia no estaban para comunicarle respecto a lo que había hablando con mí tía, no le di detalles porque entre menos sepa mejor será para sobrellevar las cosas, me dolía irme, obvio, entre más rápido saliera de está situación mejor sería para ellos. Así volverían a tener su vida como antes, una vida tranquila lejos de los peligros a los que se estaban sometiendo conmigo acá.

-Dime la verdad Ana.

-No papá, por supuesto que no, hablo en serio cuando digo que los quiero por eso me voy, porque así no estarán en peligro me quieren a mí no a ustedes.

-Ya te perdí una vez Anais ya no lo quiero volver a hacer- sí no salía de está situación me pondría a llorar.

-No lo harás papá, volveré lo prometo y recuperáremos el tiempo perdido, lo prometo- dada por terminada la conversación me levante del sillón.

Le di la espalda para dirigirme a la puerta... ¡Mierda!... ¿Ah quien quería engañar?... Antes llegar me di la vuelta y corrí hacia él para abrazarlo, porque no sabía si lo volvería a ver.

-¿No esperarás a tus hermanos?- preguntó.

-Ambos sabemos que pasaría si los espero- asintió.

Le di un último beso y salí por la puerta, afuera me esperaba mí tía y Diego, ya todo estaba listo y hoy en la noche viajaríamos a california para estar allá a más tardar mañana en la mañana, nos iríamos en un Jet privado de los cazadores que era mucho más seguro. Teníamos las maletas en la parte trasera del auto, iríamos a la ciudad vecina y allí abordaríamos. No había visto a los hermanos vampiros después del miércoles, los más jodido era que tampoco a Derek cosa que era demasiado raro, como tampoco tenía celular para llamarlos pues no tenía como comunicarme con ellos y avisarles sobre mí decisión, además de que no había tenido tiempo de ir a su casa.

-¿Estás bien?- preguntó mí tía y asentí.

No tenía ánimos de hablar. Así que sólo me límite a entrar al auto el cual se puso en marcha de inmediato, atrás de nosotros venían Víctor y Vladimir, que no se mostraron muy contentos con la decisión tomada. Pero mi ventaja es que tienen que seguirme a donde yo vaya, recoste mí cabeza en la ventanilla y cerré los ojos.

...

-Ana, Ana despierta- fui abriendo mis ojos poco a poco parpadee varías veces porque estaba aturdida... ¿en qué momento me quede dormida?- Ya llegamos al aeropuerto- dijo mí tía.

Levante mí cabeza del sillón y de inmediato me recorrió una punzada en el cuello... ¿qué mierda?... Había dormido en una muy mala posición de eso si estaba segura, estire mis huesos y de inmediato traquearon como si estuviera acomodándose en su lugar. Salí del auto y mis piernas estaba en calambradas, ¿cuántas horas pasaron desde que salimos de Lynchbrg? Afuera era un parqueadero con varios autos estacionados, el frío taladró mis huesos así que me cruce de brazos tratando de darme calor.

-Vamos a registrar el equipaje y nos iremos de inmediato- la escalofriante voz de Vladimir me distrajo de mis pensamientos.

Al frente de nosotros el gran edificio de dos pisos, el viento soplaba con furia y el bullicio de los aviones despegar me estaban taladrando los oídos, las personas entraban y salían apresuradas. Recuerdo la primera vez que estuve aquí por un momento llegue a pensar que mí padre me había abandonado, Sonreí porque hacía cinco meses yo deseaba salir corriendo. Cruce la calle aún tratando de darme calor, mis botines resonaban contra el pavimento, me giré para ver a mi tía y nuestros dos acompañantes, ellos traían las maletas Vladimir paso por mi lado y me entregó la mía.

Me observan #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora