Capítulo 35 Me Voy

621 63 16
                                    

El orden entre los dos mandos estaba desestabilizado, desde el principio de los tiempo los cazadores de demonios se han encargado de proteger los dos mundos, uno no existiría sin el otro y viceversa. Es algo así como un pacto.

Ahora que lo pensaba mejor no sabía nada de mis raíces ni de la hermandad, tenía que ponerme al tanto de todo sí quería recuperar el libro de los muertos, pero para eso tenía que tomar una decisión de las más duras de mí vida... ¿Irme ó quedarme para enfrentar todo esto como familia?... Por un lado si me iba tendría a las únicas personas importantes en mí vida a salvo, no viviría con miedo a que ella les llegará hacer daño, por el otro si me quedaba y afrontábamos esto juntos alguien podría salir lastimado ó peor aún muerto.

No era su pelea era mía y aquí en está casa ya no estaba segura, ni ellos, ni yo. Tal vez era mejor alejarme por ahora, no digo que lo haré para siempre, pero aveces tenemos que sacrificar algunas cosas y yo tenía que sacrificarme he irme. La decisión ya estaba tomada, era la primera vez que me separaría de ellos desde que llegue aquí, se acercaba una tormenta y no precisamente de lluvia, se avecinada una tempestad que nos sumergirá a todos bajo las sombras y era mejor mantener a mis hermanos lejos.

-¿De qué quieres hablar Anais?- preguntó mí padre.

Los tenía a todos reunidos en la sala de estar, les iba a comunicar mi decisión había hablado con mí tía y ella estaba de acuerdo. No crean que esto no me afectaba... ¡Por supuesto que sí!... Pero en éste momento estaba pensado en ellos y no en mí.

-Habla de una vez hermana, nos tienes a todos con el cristo en la boca- dijo mí hermano al borde de un colapsó.

-Me iré a vivir con mí tía por un tiempo- solté sin rodeos.

-¿¡QUÉ!?- hablaron en unísono todos.

-Me iré a vivir con mí tía- repetí.

-¿por qué?- preguntó Elif, ella como siempre era la más calmada.

-Aquí ya no es seguro para ninguno, me quieren a mi y estando aquí ustedes podrían salir lastimados.

-¿Qué estás insinuando?- preguntó Aaron- ¿qué no soy capaz de protegerlas?.

-No estoy diciendo eso Aaron, simplemente no quiero que les pase nada malo.

-Hermana piensalo bien- intervino Tessandra.

-No hay nada que pensar.

-No tienes que hacerlo Anais- habló Claudia.

-Pero lo haré.

-Hija por favor- rogó mí padre y por más que está vez quisiera obedecerlo no lo hice.

-Mí tía vendrá por mí en unos momentos, iré por mis cosas.

Subí las escaleras evitando las miradas que recaían en mí y mí repentina noticia, tenía ganas de llorar, quería hacerlo, pero no podía en ese momento. Abrí la puerta de mí habitación y al entrar recoste mí espalda contra está, mí pecho dolía y no era ese dolor literal, no, era esa presión que me oprimía el corazón. Las lágrimas salía sin tregua, sé que a mis hermanos les dolía que yo me fuera y más a mí padre.

Pero también tenía que entender que no todo se podía solucionar juntos, esto era un problema mío y no de ellos y no estaba dispuesta a que ellos salieran lastimados. Sé que llegado el caso  sí a Aaron ó cualquiera de los tres los pusieran a escoger entre sus vidas ó yo, sin pensarlo me escogería, él amor que les tenía era tanto por eso me iba, para devolverles un poco de paz. Ahora éste era mí mundo, al principio pensé que yo estaría obligada a vivir en éste lado oscuro por ellos, pero no, no sabía que yo pertenecía a él desde que nací.

Me observan #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora