Capítulo 41 Mejor Amiga

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-¿Qué hacemos aquí?- pregunté al bajar del auto.

-Están examinando la edificación el equipo de investigadores y los forenses- contestó, ambas caminamos adentro.

-¿Forenses?.

-Bueno, los cazadores tenemos forenses que se encargar de hacer investigaciones de todas las criaturas de las sombras, ya sabes así como lo hacen los mundanos.

Entramos, mientras subíamos unos pequeños escalones, un mareo me invadió pero no dije nada, y mí tía tampoco parecía haberlo notado. Aún así no le tome la mayor importancia, adentro había muchas personas que estaba muy concentradas en los que hacían, la gran mayoría de las cosas ya estaba en orden y la casa se veía un poco mejor. Había cinta amarilla por todos lados y pequeñas bayas como pistas con diferentes números en algunos lados, como; en el lugar donde habíamos encontrado la mesa tirada, en los muebles, donde Tessandra había visto que nos observaban.

Seguí hasta la habitación de mí madre junto con mí tía y allí encontré más de lo anterior. Ese horrible olor las petunias seguía en la atmósfera, entonces recordé el polvo blanco que estaba tirado en el suelo, camine en círculos alrededor de la habitación aquí adentro habían dos personas; una tomaba muestras de la cosa en la pared y la otra le tomaba fotos a cada cosa rara que veía. Una de esas personas era Vladimir que no me moleste en tan siquiera saludar porque ya sabía como era y no me devolvería el saludo, según lo que yo recreaba de la escena era que alguien había esculcando todo. Había tirado y dañado la gran mayoría de las cosas.

-Ya sé que era el polvo blanco- escuche decir a Víctor que entro a la habitación de improvisto, Vladimir, Macriten y yo fuimos a él de una ó dos zancadas, pues a todos nos interesaba saber que era- Fécula de petunias.

-¿Féculas?- preguntamos confundidos.

-Sí la semilla de la flor se hace polvo si la aplastas- explica- la pudieron haber utilizado para deshacer algún hechizo, sé usa más que nada en la magia negra y viene del siglo XII D.C.

-¿Ósea qué Betzzaveth también estuvo aquí?- preguntó mí tía.

-Tal vez.

Me quede pensando, habían roto algún hechizo de mamá ó algo así, eso me dejaba con una maldita pregunta que me torturaba el cerebro... ¿Ella ya encontró el libro? ¿y sí es así qué hará con él?... O tal vez aún no lo encontraba y sí eso era cierto, yo debía encontrarlo primero, yo debía protegerlo. Lo haría por mí mamá y por su legado, por curiosidad empecé abril cada uno de los cajones de su habitación buscando algo que me diera una pista de él, pero no encontraba algo que me ayudará, sólo fotos viejas de ella, de mí, algunas mías junto a Kary. En otras estaba mamá con Lina la mamá de kary, una en especial llamó mí atención.

Está foto no estaba rota, en ella aparecía Lina y mí mamá, ambas muy sonrientes se la había tomado aquí y de fondo estaba ese horrible cuadro de biblioteca rústica que jamás me ha gustado, creo que aquel día era el cumpleaños de la mamá de Kary. Eso me dio una idea que tal vez sonaba deschabetada y no sólo eso, un poco rara, si de una manera inconsciente yo sabía donde estaba el libro tal vez  mí madre le dijo algo a Lina que me ayudará a encontrarlo. No perdía nada con intentarlo, pero debía ir sola, no sólo porque quería estarlo, sino también porque quería hacerlo sola así me ayudaría a tal vez recordar algo.

Mí tía estaba un poco distraída con una mujer que hablaba con ella, me escabullí sigilosamente por el cuarto sin que Víctor ó Vladimir me vieran, camine apresuradamente por la casa hasta llegar a la salida. Una vez afuera me dirigí a la salida de emergencia y corrí escaleras abajo como sí mí vida dependiera de ello y lo hacía por dos razones, la primera; para que cuando se dieran cuenta de que no estaba yo ya tuviera algo de ventaja. Y la segunda; porque no me dejarían sola a mí.

Me observan #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora