Capítulo 18 ¿Aaron?

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Me quede sin palabras ante la confesión de Aaron, lo mire estupefacta, es decir, que los Cranwell fueran monstruos no me sorprendía en lo absoluto. Pero que mí propio hermano fuera uno de ellos me daba otro perspectiva, trague saliva, él me miraba esperando algo de mí.

-¿Qué?- pregunte como si no hubiera escuchado nada, de verdad tenía que confirmarlo.

-Soy un hombre lobo Anais, nuestra familia es fusionada con lobos.

En ese instante todo en mi mente hizo "Clik" la noche en la "supuestamente" tuve fiebre, Elif sí estuvo en el bosque conmigo. Los hermanos Cranwell si nos salvaron. Por eso Benjamín me atendió, todo cobro sentido.

-Esa noche, aquella noche en la que tuve fiebre ¿todo de verdad paso?- pregunté.

-Fue un accidente Anais, era luna llena y no sé como demonios llegaste al bosque- se disculpó.

-¡Sabes como me he matado el cerebro pensado que me había vuelto loca!- exclame levantándome de golpe- ¡Pensé seriamente en visitar un psicriatra!.

-Era por tú bien Anais ¿Estás enojada?.

-No me enoja que me lo hubieran ocultado, me enoja que no me hayan tenido la confianza de decirme todo desde un principió.

-Anais ¿De qué te enojas? Eras un desconocía, no sabíamos si al decírtelo saldrías huyendo despavorida, no sabemos nada de ti, lo único que sabemos es que eres hija de nuestro padre.

No sabía en que momento está conversación había girado en torno a mí, pero de verdad que su comentario había enviado una punzada en mí pecho. Aunque en cierto modo él tenia razón ellos no sabían nada de mí, y esta no era un confesión a la cual ir revelándole a todo mundo.

Él tenía razón, está era la otra cara del mundo, un mundo que las personas desconocen. Donde unos nacen siendo parte y otro les toca formar parte, y a mí me tocaba formar parte, no por que mí compañero de cálculo psicópata, acosador, bipolar fuera un vampiro. Sino por que mí ahora familia había nacido en éste mundo, el mundo de las sombras.

-Tienes razón- le digo, el Frunce ligeramente el ceño- no sabes nada de mí.

-Anais...

-Empecemos por algo simple- le interrunpo- odio las mentiras, las empecé a odiar desde que supe que mí padre tenía otro familia y que el día que lo vi por última vez, y aún siendo un niña comprendí que no volvería a verlo.

-Anais Yo... No era mí...

-Ahora sabes algo de mí- le vuelvo a interrumpir dirigiéndome a la puerta y abriéndola.

Salgo de la habitación con ganas de llorar, con una presión que me oprimía el pecho. La pregunta era... ¿Por qué?... Recorro el comedor y en el camino me encuentro a Tess que me mira extrañada.

-Anais ¿estás bien?- pregunta tomandome de la muñeca.

-Tessandra dejame- le digo.

-Pero...

-Pero nada- le interrumpo- dejame ¿acaso no comprendes? Quiero estar sola- sus ojos se cristalizaron y en ese instante medí mis palabras.

-No tienes que desquitarte con ella Anais- me reclama Elif.

Yo las ignoró no queria que las cosas empeorada, subí las escaleras para ir a mí habitación, las lágrimas empezaban a salir. Y no podía evitarlo, quería ver a mí mamá, quería que me aconsejara, que me abrazara. Ella sabría que hacer en está situación, entre a mí habitación y cerré con seguro, todo era un completo desastre, la puerta del baño rota y pedasos de madera por doquier.

Me observan #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora