Capítulo 24 En la casa de los Cranwel

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Algo calló del techo y Derek de inmediato se apartó de mí, Líz había saltado de la ventana y ahora se dirigía hacía nosotros con una sonrisa, mire ha Derek mientras él me daba la espalada. Tenía que admitirlo tenía un cuerpo bien marcado, unos hombros anchos y unos brazos grandes, pero la belleza no lo es todo.

Líz traía un vestido negro apegado ha su figura, su cabello en una coleta alta, unos zapatos de tacón y un maquillaje discreto que hace resalta sus ojos azulados. Le da un abrazo ha Derek y se dirige ha mí.

-Anais hola, que bueno que éste idiota te trajo- dice burlona al llegar ha mí, Derek pone los ojos en blanco.

-Ahí la tienes diviertete- contesta Derek y sin más entra usando su velocidad sobrehumana.

¿Ven cuando les digo que éste hombre es bipolar? primero estaba riendo de una forma tan natural. Le estaba divirtiendo la situación, pero luego volvió ha ser el mismo antipático de mierda, si pensaba traerme aquí todos los días hasta que supiéramos quién es el cazador tenía por lo menos que ser un poco más amable. Y hablando de eso que excusa le sacaré a mis hermanos.

La excusa de las clases extras me serviría por una ó dos semanas, ( sí no es que es menos) pero después tendría que pensar en algo más. Aaron no se podía enterar en lo absoluto, no quiero que pierda el control y menos en éstos tiempos de luna llena.

-No sabes como me costo convencerlo para que te trajera- dice Líz sacándome de mis pensamientos.

-Me imagino- contesto.

-Vas ha conocer ha Margared nuestra madre adoptiva, ella y Benjamín prácticamente obligaron ha Derek ha traerte, claro sin contar que lo amenace con dejarlo sin hijos- solté una carcajada ante su comentario

Líz me tomo de la mano y me guió hasta adentro, la puerta era de madera fina, el piso de mármol blanco, todo muy limpió. Al llegar donde Margared, que estaba en la cocina Benjamín me miro minuciosamente con un gran suspenso, en ese momento hubo un silencio incómodo líz me miro.

-¿Estás nerviosa?- me preguntó.

-Sí- dije después de dudarlo un momento.

La cocina era muy grande, blanca, con gavetas de madera color marrón, un desayuno en el que cabían perfectamente todos los miembros de la familia. La cocina era moderna, ya había visto Margared lo recuerdo fue en la fiesta familiar. Tenía un delantal de cocina y a su lado picado unas zanahorias estaba Benjamín.

-Hola Anais nos alegra que allás decidido venir- me saludo el señor Cranwel... En contra de mí voluntad.

-Señor cranwel que bueno verlo- conteste.

-¿No haz conocido ha mi esposa Margared?.

-No había tenido el gusto.

-Hola Anais un gusto verte, los chicos me contaron lo que paso el sábado- Me dijo la señora Cranwel estirando su mano, yo la tome.

-Sí, esto... Esto ha sido un completo caos.

-De verdad lo sentimos no queríamos involucrarte en nada, pero Benjamín y yo estamos dispuesto ha llegar al fondo de esto.

-Se los agradezco.

-Mamá, Derek te hizo caso y la trajo- hablo Líz.

-Es mejor así, estando cerca de nosotros él no se atreverá acercarse- dijo Benjamín.

-Por lo regular lo cazadores se obsesionan con sus presas, pero mí esposo me comentó que tú sangre es demasiado fuerte, eso traerá complicaciones- opinó Margared.

-Ustedes no tiene que involucrarse en esto, Aaron él... Él puede ayudarme- contestó.

-No lo entiendes Anais, no sólo tú puede llegar ha salir lastimada sino también  las personas en tú arrendador, sí algo le llegase ha pasar ha Aaron se rompería el acuerdo con los lobos- agrego Líz.

Me observan #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora