El trofeo de piel negra

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Hermione se levanta con velocidad y va caminando lentamente hacia atrás al ver que quien se acercaba a ella no era ni Lucius ni el propio Snape. ¿Desde cuando desconfiaba de todos excepto de su profesor sarcástico, asesino y cruel y un aristócrata que odia a los sangre sucia? La figura, oculta entre las sombras, era demasiado alta para ser cualquiera de los dos. Ya lo único que esperaba era que fuese un amigo, y no un enemigo.

Pronto un muchacho de profundos ojos azules y pelo rubio oscuro se planta frente a ella.

- ¿Anthony? - El muchacho se agarra a los barrotes de la jaula y mira a Hermione con la cabeza ladeada.

- ¿Hermione? ¿Qué haces ahí? - mira a los lados - ¿Estás sola?

- Lo estoy, y no puedo salir.

- No te preocupes, creo que tengo algo que te puede servir. No desesperes, vuelvo en unos minutos.

Hermione se queda quieta, mirando al muchacho desaparecer en la oscuridad. Suspira. Podría haber sido peor. Anthony era un buen chico y lo conocía bien del ejército de Dumbledore.

Tal y como había prometido, el chico vuelve con una palanca entre sus manos. Hermione frunce el ceño.

- ¿Cómo has conseguido eso? 

- Lo he cogido de la cornucopia - explica el chico, haciendo palanca en los barrotes - Conseguí gran parte de las cosas. Solo Neville se quedó a intentar conseguir algo, el resto estaban demasiado asustados sin magia como para enfrentarse a los demás.

Hermione se aparta mientras el chico hacía un hueco en la jaula.

- ¿Crees que podrás salir?

La chica asiente bastante convencida y se quita el abrigo de piel. Ya tenía ganas de librarse de ese olor a podrido. Sin mucha dificultad, Hermione atraviesa el agujero. Había adelgazado mucho, y Anthony es capaz de notar eso.

- Estás muy delgada - le tiende la mano, aunque Hermione niega con educación.

- No te preocupes, estoy bien - mira hacia los lados nerviosa - Debería buscar a mis compañeros. Te agradezco mucho tu ayuda Anthony...Y que no me hayas matado.

- No soy un monstruo Hermione - la chica nota cómo la piel del chico se torna pálida a la luz de la hoguera - ¿Compañeros dices? - se mete la mano en el bolsillo de los pantalones.

- Así es. Sé que te parecerá raro... - Hermione comenzaba a tener miedo. No sabía si era la oscuridad, la inusual palidez del chico frente a ella o la tensión del ambiente. - Llevo con el profesor Snape desde que caí en la arena.

El chico se relaja instantáneamente y recobra el color.

- ¿Snape dices? Lo siento mucho por ti, ha debido ser increíblemente desagradable...escuchar sus comentarios y su mera presencia. Siempre le he tenido respeto pero los comentarios que hacía sobre los Gryffindors no eran muy profesionales - al parecer se da cuenta de un error, porque se sonroja por sus palabras - Disculpa si te he ofendido diciendo eso de Snape - se saca la mano del bolsillo para señalar a través de la oscuridad - Por ahí se va a mi refugio. Puedes venir conmigo si quieres.

- Yo... - Era una oferta muy tentadora, aunque se queda unos segundos en shock. ¿Ofenderla por hablar mal de Snape? - No sé cómo agradecerte tu amabilidad.

- Después de saber que Snape y tú...bueno, que tenéis más confianza de la habitual - Hermione se extraña de nuevo ante las palabras del chico, aunque rápidamente recuerda que ante el mundo mágico ella era la amante de Severus Snape. El asesino de su novio. Qué irónica es la vida. - Es normal que prefieras salir a buscarle pero es de noche y te ofrezco comida caliente. 

Los juegos del Lord [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora