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Aquella madrugada fue la más fría que había vivido hasta el momento. El sol aún no había salido, pero Chris ya se había vestido, había trenzado su pelo y se había colocado una amplia capa de pelo contra el frío.

Abrió la puerta de su habitación y caminó por el oscuro pasillo, donde podían escucharse las débiles respiraciones de las personas que dormían

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Abrió la puerta de su habitación y caminó por el oscuro pasillo, donde podían escucharse las débiles respiraciones de las personas que dormían. Salió al exterior después de bajar unas escaleras de piedra y respiró el gélido aire de primera hora de la mañana. Miró hacia el horizonte, cubierto por las difusas siluetas oscuras de lejanos árboles, y hacia el cielo, de varios colores, comenzando por un cálido rayo de sol anaranjado que se convertía poco a poco en la oscuridad de la noche. El sol aún no había salido, pero su luz iba llenando cada vez más los pequeños rincones del paisaje.

Se colocó la capucha de su capa en la cabeza, cubriendo su cabello hasta los ojos y de un salto cayó en la reciente nieve compacta del suelo del patio. Buscó con la mirada los establos y en cuanto dio con ellos caminó rápido, mirando hacia las estrellas, aún visibles. Abrió las puertas de madera y anduvo por el largo pasillo en el que se exhibían los caballos. En cuanto encontró uno, lo desató y abrió la puerta, sujetándolo de las riendas, guiándolo hacia el exterior.

No quiso despedirse de nadie. Aquella era la mejor opción. Se marcharía sin más, sin sentimentalismos.

Salió del establo y caminó tirando del caballo por todo el patio. Se detuvo a las amplias puertas de la fortaleza y colocó la montura del caballo en su lomo, ajustándola, apretando con fuerza.

-Princesa.- Chris se volvió de golpe por el susto. El Rey en el Norte se hallaba ahí, delante de ella, vestido con grandes abrigos de pelo y pieles.- Llego tarde. Te prometí un caballo para partir. Iba a por el ahora mismo.

-Ya bueno...- Chris se volvió para seguir ajustando la montura.- Me temo que me he adelantado.

Dio un último tirón a la silla y se dispuso a subirse.

-Espera.- Dijo él. Chris de detuvo y giró la cabeza para mirarle.- Encargué esto para ti. Sé que a partir de ahora la necesitarás.

De debajo de su capa sacó un alargado instrumento envuelto en una vieja tela. La agarró con fuerza y tiró de ella, revelando una plateada espada en el interior de una vaina unida a un cinturón. Él se la tendió a Chris, queriendo que esta la mirara detenidamente. Chris dio dos pasos hacia adelante hasta tenerle justo en frente y cogió con fuerza el arma. Admiró cada detalle del cinturón y de la empuñadura.

-Tiene algunos detalles de tu apellido.- Dijo mientras Chris acariciaba las escamas de dragón de hierro de la empuñadura. El pomo tenía la forma de la cabeza de un feroz dragón, al igual que la cabeza de lobo del pomo de Jon. Por toda la hoja hasta el filo habían diferentes dibujos de dragones.

- Dios mío, Jon.- Dijo ella mientras rozaba con la yema de los dedos cada detalle en el acero con interés.- No tenías por qué hacerlo.- Añadió mientras alzaba hacia él su mirada violeta.

GUERRERA - Juego de Tronos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora