18

502 42 9
                                    

Amaneció, aunque no por ello entraron en calor. La nieve caía ferozmente, y el grupo estaba exhausto. Los muertos no se habían movido durante todo aquel tiempo. A algunos se les caían los párpados, como a Chris, quien, de rodillas, luchaba por mantenerse despierta. El muerto al que habían secuestrado se encontraba atado, en lo alto de la colina, aun retorciéndose y soltando sonidos desagradables.

-¿Para que necesitáis al muerto?- Preguntó Chris a Jorah, mientras el Perro le daba una patada.

-Perderemos esta guerra si no luchamos todos juntos.- Dijo él suspirando.- Tyrion Lannister, mano de la reina, sugirió capturar a uno para enviarlo a Desembarco del Rey y mostrarle a Cercei que el enemigo del norte es mucho mas poderoso y peligroso que cualquiera de sus otros enemigos. Eso- dijo mientras señalaba al prisionero.- es nuestra paz provisional. Y nuestra oportunidad de vencerles.- Volvió la mirada hacia el enemigo que les rodeaba.

-¿Tyrion Lannister es mano de Danerys?

-Hay muchas cosas que te perdiste desde tu regreso a Poniente.

-¿Pensáis que el rehén será suficiente para que Cersei luche a nuestro lado?

-No tenemos más alternativas.- Dijo, sin levantar la vista del horizonte.- Ella te hecha de menos, ¿sabes? Todos los días, desde que te marchaste.- Él se volvió hacia Chris.- Aquella carta le rompió el corazón.

Chris levantó su violeta mirada hacia el cielo, y observó los ligeros copos caer, de lado a lado.

- Si logramos salir de ésta- dijo- no importa dónde esté, ni a donde vaya, ni mi deber. Iré a verla. Si conseguimos sobrevivir le daré el abrazo más fuerte que le ha dado nunca nadie.

Aquello logró sacarle una tenue sonrisa a Jorah.

-Eso le pondría muy feliz.

Aquel pequeño instante de paz se terminó cuando Beric Dondarrion palpó el hombro de Thoros, quien estaba tumbado en la nieve. Chris supuso que estaría descansando, como hicieron todos, pero luego se percató que cuando corrían, éste iba cojeando, y tuvieron que ayudarle varias veces. Se supuso lo peor.

-Thoros.- Dijo Beric, palpando de nuevo su hombro.

Allí fue cuando todos pusieron su atención en él. Su rostro estaba pálido y su cabello lleno de nieve. Mantenía los ojos abiertos, mirando hacia ninguna parte.

-Thoros.- Volvió a repetir su amigo.

Todo comenzaron a rodearles, observando la escena.

Beric, con una mirada melancólica, tapó su cuerpo con una manta.

-Dicen que es de las mejores formas de morir.- Dijo Sandor.

Beric no escuchó y cogió la mano de su amigo.

-Señor de luz, muéstranos el camino.- Colocó las manos de Thoros sobre su vientre.- Ven a nosotros en la oscuridad y conduce a tus siervos a la luz.

Jon arrebató una cantimplora llena de alcohol al Perro, quien estaba a punto de beberla.

-Hay que quemar el cadáver.

Todos, entristecidos, observaron como Jon derramaba el contenido de la cantimplora sobre el cuerpo cubierto del fallecido Thoros. Por primera vez, Chris vio en primera persona cómo Beric sostuvo su espada y con un rápido movimiento de mano, la prendió fuego.

-Señor de luz, ven a nosotros en la oscuridad.- Dijo mientras todos observaban como colocaba su espada sobre el cuerpo.- Porque la noche es oscura y alberga horrores.

Jon miraba con desilusión el cuerpo de Thoros arder, e incluso cuando todos se retiraron, él continuó con aquella mirada melancólica, inmóvil. Chris colocó una mano sobre su hombro, pero éste no se inmutó. Permaneció mirando hacia el fuego, mientras Chris se marchaba a sentarse con sus hermanos.

-¿Visteis cómo cayeron todos los muertos cuando matamos al caminante?- Dijo Ian.

-Seguramente fue el quien les convirtió.- Contestó Franck.

-¿De que nos sirve saber eso? Pronto nos congelaremos, y el lago también. No queda mucho para que puedan venir a por nosotros.- Replicó Joss.

Fue cuando Franck pudo ver como Beric señalaba con la espada a lo que llamaban el Rey de la Noche, mientras hablaba con Jon y Jorah.

-El Rey de la Noche.- Dijo él. Todos le miraron, desconcertados.- Si matas al caminante de los muertos, éstos caen, ¿no? ¿Pero cómo deshacerte de los propios caminantes, y del resto de muertos? Matando al caminante de los caminantes, al Rey de los caminantes.

-Franck, eso es imposible.- Contestó Chris.- Podría funcionar, pero tendríamos que atravesar toda la horda de muertos que habría delante. Necesitamos ayuda. No podemos ganar, o salir de aquí solos.- Y aunque ella no lo pretendiera, aquello llenó de desilusión a los cuervos.

-Pues no se cómo pretendes que salgamos de aquí.- Dijo Giles.

-Gendry enviará un...

-¿Como sabemos que no ha muerto ese chico durante su viaje hacia el Muro?- Replicó Ivan.

-Además, la reina no va a venir. Es demasiado importante. No arriesgará su vida por un puñado de soldados atrapados.- Añadió Bean.

-¡Claro que vendrá! En éste puñado de soldados están los mejores hombres de los que puede disponer, dos buenos amigos suyos, como somos Jorah y yo, y el mismísimo rey en el norte- Dijo ella señalando a Jon.- Si él muere y los norteños se darán cuenta de que Daenerys no hizo nada por impedirlo no querrán continuar con su alianza. Ella no puede permitirse perder más hombres en la lucha contra los caminantes.

-Tiene razón. Debemos mantener la esperanza en que vendrá de un momento a otro.- Dijo Ian.

-Pues rezemos para que se de prisa y llegue antes de que el agua se congele.- Dijo Bean, señalando al enemigo.

Todos se incorporaron, meditando y pidiendo por sus vidas.

Pasaron los minutos, las horas, y el ejército de muertos aun no se había movido.

Cuando Chris cerró los ojos, cayó rendida en un sueño profundo. Aquel sueño no era como los que solía tener, todo era más claro, más real.

-¿Que eres?- Una voz sonó en la oscuridad. Chris se hallaba en el vacío, oscuro y frío. Estaba vestida de largos vestidos reales, de colores chillones y llenos de piedras brillantes. En su ordenado y trenzado cabello blanco, se posaba una plateada corona, con pequeñas tallas. Se incorporó, confusa.- ¿Quien eres?

Después de un tiempo, Chris decidió hablar.

-Me llamo Kristen. ¿Quien eres tú?- Era una voz suave, de mujer.

-¿Eres Stark o Targaryen?

-¿Que? ¿Donde estás?- Chris no era capaz de ver nada, solo el vacío negro, y a ella misma.

-La muerte te visitará. Perderás seres queridos, poder.

-¿Quien eres? ¿Que quieres?- Aquello cada vez era más extraño.

-No te preocupes, Kristen, pronto reinarás. Pero antes deberás perder algo.

-No quiero reinar. No quiero estar aquí. ¡Vete! ¡Sácame!

-Será una gran pérdida, aunque será necesaria.

-¿De que estás hablando?- Chris daba vueltas sobre si misma.- ¿Que perdida?

De entre las sombras apareció una figura, era una mujer, con el cabello recogido. Mientras se acercaba a Chris, ella pudo darse cuenta de que llevaba los mismos ropajes que ella, las mismas joyas y la misma corona. La mujer abrió los ojos exageradamente, dejando que Chris observará su rostro.




-Tu vida.- Dijo ella...






a sí misma.

GUERRERA - Juego de Tronos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora