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Entró en la habitación. A diferencia del pasillo, dentro podía sentirse el calor de la chimenea. A la derecha, pegado a la pared había un gran sillón lleno de pieles, y al lado una cama tan grande que podían caber perfectamente tres personas. Las dos ventanas de enfrente comunicaban con la zona lateral derecha del Muro, y podía verse el bosque más al sur, oscuro, pues ya estaba anocheciendo. Allí en el Norte, anochecía relativamente pronto, y el invierno ya había llegado. A la izquierda de la habitación estaba la gran chimenea de piedra, que la iluminaba de unos tonos cálidos con sus altas llamas. Una alfombra grande de pelo cubría la mayor parte del suelo de la habitación. Con diferencia, aquella sala era la mejor del Castillo negro, mejor incluso que la del Lord Comandante.

Después de admirarla con detenimiento, se dio la vuelta. Él había cerrado la puerta, y estaba esperando a que Chris terminara de observar la habitación.

-Tu habitación es tan grande... la mía es tres veces más pequeña, como mínimo.- Dijo ella con una leve sonrisa en la boca.

-Bueno, son las ventajas de ser rey.- Contestó el.

Se hizo el silencio. Chris no sabía muy bien que decir, no se le ocurría absolutamente nada. Intentó idear una forma de comenzar la conversación, pero no hallaba la forma.

-¿Por qué has venido?- Chris alzó las cejas, como si no se esperara la pregunta.

-Pues... ¿Tu...? ¿Podrías considerarme tu amiga? O... ¿algo así?- Jon tardó en contestar, como si le hubiese extrañado aquella pregunta.

-Claro que si. Chris, te he conocido desde el principio, hemos vivido muchas cosas juntos, podría decirse que te he visto evolucionar como persona. Puede que tenga más confianza contigo incluso que con Ser Davos. ¿Por que?- Ella contestó despacio.

-Y si es así, ¿por qué sigues ocultándome cosas? No creo que le ocultes nada a Ser Davos.- Él cerró los ojos, como si hablar de aquel tema le cansara.

-Chris, ya hemos hablado de esto antes.

-No me lo explico.- Dijo ella, alzando las manos en un intento de expresarse mejor. Suspiró, caminó hasta sentarse sobre la cama llena de mantas y cojines y apoyó sus codos en las rodillas.- ¿Por qué no quieres decírmelo?

-Porque...-Jon se acercó a ella, dando pasos lentos.- como rey tengo deberes y obligaciones.- Hizo una pausa.- Como tú, al estar en la Guardia de la Noche.

-¿Que tiene que ver eso con...- Ella arrugó la frente y curvo sus cejas, como si no comprendiera absolutamente nada.

-Esa es la razón por la que prefieren no decir...

-¿Cual? -Interrumpió ella.- Cual es la razón, ¿que tienes obligaciones?- Chris comenzó a frustrarse.

Jon percibió la inestabilidad de Chris y se arrodilló delante de ella, intentado calmarla y apoyando sus manos en las rodillas de ella, de tal forma que él miraba hacia arriba. Jon suspiró y apartó la mirada.

-Porque no quiero que nada lo arruine.-Dijo él. Chris giró con su mano la cara de Jon para que le mirara.

-¿Que arruine qué?

-Todo. ¿Sabes lo que me he tenido que esforzar para que la gente llegase a valorarme como la persona que soy y no por quién era mi madre? Ha sido un muy largo camino el llegar hasta donde estoy ahora.- Dijo él, sin apartar la mirada. Ella se encontraba cada vez menos tensa, podía notar como Jon iba desahogándose.- Y lo mismo pasa contigo. Sé lo mucho que te ha costado cambiar desde la inocente niña que eras a estar en la Guardia de la Noche. Y estoy muy convencido de que llegarás a acabar definitivamente con la persona que solías ser.

GUERRERA - Juego de Tronos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora