X: Dolor

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—Muy bien Limbore.

Gelium desordenaba mi cabello mientras anotaba en una libreta café de cuero. La cual había usado durante todo mi progreso, el cual evidentemente era notorio. Habían pasado semanas desde que pude prender en llams los computadores en la Sala de control. Pero todo parecía avanzar rápidamente, tan rápido que me asustaba.—Probemos con dolor.

Gelium trajo uno de los muñecos de prueba y lo posicionó en una de las sillas de vidrio. Estos muñecos tenían especies de terminaciones nerviosas electrónicas, los cuales avisaban cuando sentían algo y cuando morían virtualmente. Según mi compañero, atacar a estos títeres si bien servía como practica, no eran al cien por ciento reales, ya que estos no se podían defender.

Me concentré en la cabeza del muñeco, cerré mis ojos levemente. Me imaginé cosas dolorosas, una herida, un pinchazo, una fractura, una quemadura. Esta técnica me la había mencionado Kail. Imaginar cosas dolorosas que podías usar como fuente de poder.

—Muerto—. Susurró Gelium con una cara de impacto.—¿Fue muy lento?—. Susurré un poco agotada.

Los ojos de el joven parecían querer salir de su órbita.—Te demoraste veinticinco segundos en eliminar cualquier rastro de actividad cerebral del pobre muñeco. Mi tiempo récord es de diez segundos y llevo aquí desde los quince años—.Sonreí orgullosa.—Probemos con el borrado de memoria.

Gelium me había explicado que algunas veces a la gente que ayudábamos en los ataques de los Estraus, veían cosas que los terminaban por desestabilizar totalmente. Borrar parte de su memoria era la primera táctica que todos deberían dominar antes de salir a terreno ya sea de forma mental o con polvos. Usualmente recordaban la experiencia mediante sueños o pesadillas, pero no como hechos reales. Lamentablemente era lo más difícil para mí.—No lo vayas a convertir en una ameba de nuevo Limbore—. Rió fuertemente y puse los ojos en blanco.

Concentré todo mi cuerpo en eliminar los cinco segundos que en muñeco había estado consciente.—Ameba–.

—De nuevo Gelium, puedo con esto—. Lo re-programó.—Ameba—. Boté un suspiro pesado.—De nuevo.

Me concentré.—Mantenlo, mantenlo. Ameba.

Grité enojada. Gelium me tomo el hombro en un acto tranquilizador y anotaba algo en esa libreta de cuero.—¿Alguna vez me dejarás leer que dice? El levanto los hombros como diciendo 'Quién sabe'

Caminamos juntos hacia el comedor, las comidas de la noche siempre eran las mejores. Floyd levantaba sus brazos señalando un lugar cerca de el.—No lo hagas esperar, la ultima vez casi se pone a llorar cuando te sentaste conmigo—. Reí fuertemente mientras me encaminaba hacia Floyd.—Hola, amore mio—. Me sonrió.—Hola Floyd.

El joven me abrazó fuertemente.—Nunca te vuelvas a alejar tanto de mi—. Reí de nuevo fuertemente, atrayendo algunas miradas.—Lo prometo.

Mientras comíamos pude ver por el rabillo del ojo que Kail se aceraba a un paso relajado hacia el sector en donde estábamos, sus ojos grises miraban mi asiento fijamente.—Limbore—.Me saludó.—Kail.

—Mañana irás con nosotros a terreno—. Abrí mis ojos impactada y dejé caer levemente la mandíbula. Kail antes de que pudiera preguntar algo se adelantó.—No irás a pelear, es más para que veas cómo funciona todo en la realidad.

Me tocó la nariz con su mano derecha, un gesto que había adoptado hacía ya un tiempo.

—Floyd, tu también irás con nosotros. Dijo ante el pequeño silencio que se había formado entre los dos.—Encantado de acompañar a esta hermosa mujer—. Levantó sus cejas en un movimiento rítmico. Los tres reímos y Kail se despidió.—Deja de babear, babosa—. Dijo lo suficientemente fuerte para que el nombrado lo notara y me diera una sonrisa de lado. Mi cara se puso color granate.—Estúpido.

Señales de fuego: La ciudad perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora