—Busca algo fuera de lo común, algo que no percibas todos los días—me dijo Floyd. Esto era pan comido, sabía que era buena buscando cosas escondidas.Me fijé primero en las puertas, o las salidas. Todas parecían estar en orden. Luego dirigí mi vista hacia donde estaban los horarios, todo en orden.
Vamos Limbore. Concéntrate. Una pequeña linterna brillo en mi cabeza.
—Ya lo sé—. El joven levantó ambas cejas. —Si realmente lo descubriste Kail tiene razón, eres más poderosa de lo que creía—. Una sensación de orgullo me lleno el pecho, sin saber bien el porqué. Seguí mi camino hacia el carril que no estaba en el orden que debería.
Su trayecto debería ser hacia el oeste y se está dirigiendo hacia el este. — ¿No es peligroso subirnos a un tren el cual podría estrellarse con otro?—pregunté pasos antes de ingresar. —Solo los Signaums notamos que está en otra dirección, es algo que pasa totalmente desapercibido por todo el mundo—. Mi cara tuvo que haber sido de confusión extrema por que el muchacho me tocó el hombro. —Ya notarás por qué. Relájate, tenemos un largo viaje.
Floyd tenía razón. Teníamos que llegar hasta la última parada y de ahí la siguiente. Me explicó que la Casa Matriz se encuentra en el subterráneo de la ciudad y la única forma de llegar a ella es a través del metro. Todos los conductores son Signamus retirados. Cosa que aún no termino de comprender. Floyd Malcom iba tarareando una canción. La misma que la doctora Rednose. — ¿Sabías que mi dermatóloga me ataco?—. El joven asintió. —A todos nos pasó, la diferencia es que yo sabía como actuar. Kail nos contó que estabas aterrorizada—. Me sonrojé, no estaba aterrorizada.
Bueno si, maldito Kail.
— ¿Lograste verla en su fase de deslumbre? Es algo así como cuando logramos ver su verdadera esencia. —Vi que cambió de color, tenía toda su piel verde—. Floyd sonrió de lado, como si fuera una linda historia por contar.
Al llegar a la última parada, el tren aceleró más de lo normal tomo mi bolso, cámara y decido pararme. —Hemos llegado Limbore—. Dijo orgulloso mientras el tren frenaba paulatinamente. Y respiraba como diciendo "hogar dulce hogar"
Las puertas se abren para dar con un enorme portón de madera. —Solo deja pasar a Signamus, o bueno en tu caso Keskraihs—. Asiento intentando asimilar toda la información rápidamente. Había entendido que Kail y Floyd eran Signamus, y yo era una Keskraihs por que aún no conocía del todo los secretos que esta extraña secta ocultaba. La intimidante entrada se abre para dar paso a algo espectacular. Miles de espejos rodean una cúpula la cual tiene diferentes caminos. Cada pasadizo tiene su propio color. Azul, amarillo, naranjo, blanco, rojo, negro y finalmente violeta. Mientras camino con Floyd pasamos por una gran biblioteca. —Necesitas hablar con Grenchie. — ¿Quién es Grenchie? —Es como el encargado de turno—. Sonríe hasta tapar sus ojos con sus mofletes. —No le digas Grenchie—. Reconsidera. La biblioteca es enorme y mis ganas de fotografiar todo son inmensas, pero me parece una falta de respeto hacerlo sin permiso de nadie. Miro hacia el techo y puedo ver mi reflejo multiplicado por miles.
La oficina de Grenchie parece ser la única sin uno de los colores representativos, sino que es de un simple café. Floyd toca la puerta un par de veces mientras tamborilea con sus dedos. —Vamos Grenchie no tenemos todo el día.
La inmensa puerta se abre para dar paso a una sala aún más grande. ¿Cómo algo tan inmenso estaba tan escondido? Sinceramente es un lugar gigante para pasar desapercibido. Una mujer alta, casi de mi altura se deja entrever, cabello cobrizo perfectamente peinado y piel tersa como la porcelana. Lleva una capa café y una mirada firme de color verde. —Así que tú eres la famosa Limbore. Mi nombre es Gretchenry Haleus de la séptima generación. Supongo que tienes muchas preguntas que espero podamos responder. Floyd por favor retírate.
El joven me mira como chequeando que este bien, corre un mechón de su cabello y asiente. —Estaré en la sala de entrenamiento por si me necesitan.
Gretchenry me toma de una mano y me sienta en un gran sillón café. —Primero que nada necesito explicarte que todo lo que veas y aprendas hoy no puede salir de tu boca. Ningún ser común puede conocer lo que traspasa estas paredes o se crearía el caos. ¿Entiendes Limbore?—. Asiento, nunca estuvo en mis planes contarlo, y quedar como una total desquiciada. Pero no comento esto.
—Nuestro mundo está en guerra Limbore, está en guerra y nosotros somos los únicos que podemos evitarlo. Toma una fuerte respiración y puedo notar algunas arrugas en su tersa piel. Los signaums han estado por años en la tierra, y nuestras...habilidades no se activan hasta que algún hecho las desencadena. ¿Recuerdas cuando comenzaste a sentirte diferente?—. Niego con la cabeza, lo único que sentía diferente eran esos estúpidos sueños que parecían ser ya parte de mi rutina. Intento escarbar más en mi mente. — He tenido algunos sueños en un idioma que creo reconocen. Comenzaron cuando conocí a Kail.
Gretchenry asiente. —Usualmente el contacto con otro de nosotros suele activarlo. Quiero que sepas que eres un caso muy extraño y por eso hemos sido extremadamente precavidos contigo. No podemos identificar de donde proviene tu poder. Me explico. Todos los Keskraihs o iniciados, saben que en algún punto de sus vidas se convertirán porque alguien de su familia lo fue. Pero hemos investigado tu caso ya que pareceres no estar conectada con nuestro mundo y no hemos podido encontrar absolutamente nada, la familia de tu padre no tiene ninguna conexión y la familia de tu madre pareciese no existir.
Doy un respingo, mi madre es un tema particular del cual no me gusta hablar mucho. Engañó a mi padre y nos abandonó por el hombre con el cual le fue infiel, fin del tema. —No sé de ella hace años y nunca se vio particularmente especial—. Zanjo duramente. —Bueno...como te contaba se está formando una guerra la cual solo nosotros podemos controlar. El mundo tiene muchos enemigos Limbore. Y estos están camuflados como simples humanos para hacer creer al planeta que todo está bien, pero cada vez son más y más, tenemos que estar preparados. Violaciones, robos, homicidios. La mayoría de los desafueros están en manos de estos seres despiadados. Los nombres de nuestros enemigos son Estraus madeo—. Frunzo el ceño, cualidad que heredé de Marleen Sherly, mi progenitora. —He escuchado ese nombre antes—. La mujer parece pararse aún mas derecha esperando que hable. —En mis sueños—. Replico. —Los sueños son representaciones de tu poder Limbore, pero que hayas escuchado sobre el Lethaurgues inclusive antes de conocer todo esto te convierte en un caso único. ¿Ya has visto algún color?
Pienso por algunos segundos. —Violeta, siempre veo llamas violetas.
Gretchenry ahora si parecía impresionada. — ¿¡Haz visto tu señal incluso antes de la iniciación!?—. Levanté mis hombros. — ¿Por qué yo y cuál es mi papel en esta famosa guerra?
—Te mentiría si te dijera por qué tu Limbore, no sabemos absolutamente nada de tu pasado, ni siquiera tus ancestros parecen están envueltos en el mundo Yahnsm. Lo que si sé es que eres una de nosotros, y esto trae consigo muchas reglas que deberás cumplir. La miro paciente. —No quiero abandonar mi vida—. Me levantó del sillón el cual se estaba poniendo más qué incómodo.—Aun no entiendo bien porque estoy involucrada en algo tan extraño ¡Fui atacada por mi propia doctora!
Gretchenry me observo algo apenada. —Vas a tener que olvidarte de tu vida normal Limbore, una vez que aceptas tu poder estar con los que quieres es un riesgo para ellos. Te conviertes en un blanco para los Estraus madeo, y uno que tiene debilidades. Tu familia y amigos son la tuya.
La miro por lo que parece ser una eternidad. Un nudo se forma en mi garganta. Mis manos comienzan a mojarse lentamente. Estoy llorando. — ¿Tengo que abandonar mi vida?
La respuesta de la imponente mujer me deja con un nudo aún más grande. —Tu vida pasada ya no existe, es eso o que todos los que conoces estén en peligro.
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Señales de fuego: La ciudad perdida.
FantasyEn una fiesta Limbore conoce a Kail. Desatando una nueva habilidad en su interior. Ha activado un poder que necesita saber manejar. En el camino de su aprendizaje conocerá los grandes secretos que se esconden bajo la tierra. Una guerra se avecina...