Auch.
Un golpe me había desperezado. Kamileh.
Llevaba ya más de un mes viviendo en la Casa Matriz. Tenía dos entrenamientos diferentes y un nuevo conocimiento sobre el mundo Yamh. Floyd se había encargado de escabullirse cada noche para juntarnos en la biblioteca, la cual era inmensa (Había podido fotografiarla en una de las noches de escabullida, ya que mi cámara no había sido eliminada). Leíamos libros de historia antigua, donde se relataban hazañas de los Signamus, y otros que contaban la historia universal explicada con la veracidad de los Signamus.
Por ejemplo en La Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler era un Estraus Madeo del tipo hipnótico.
Hay muchos tipos de Estraus, los cuales tienen nombres y cualidades diferentes. Como sabía anteriormente estos tienen diferentes habilidades que no pueden ser atacadas de igual manera. Pero increíblemente los Señal Violeta podemos contra cualquier Estraus.
Genial.
Los entrenamientos con Kamileh, increíble o no. Subieron de intensidad, siempre con la misma explicación.
Si quieres mantenerte aquí debes saber luchar.
Ser su compañera de cuarto también la había motivado a despertarme a lo que yo creía eran las seis de la mañana. Todos los días. No me molestaría si no fuera porque mis horas de sueño se habían disminuido a cuatro horas diarias.
¿Lo mejor de todo? Ya no tenía pesadillas. Aunque un nudo en mi garganta se había formado cuando vi a Marleen en estos.
Por otra parte los entrenamientos con Gelium, los cuales eran durante toda la tarde. Parecían imposibles. Nadie se explicaba por qué en la prueba de iniciación había sido capaz de prender la pequeña llama en treinta segundos y en los entrenamientos no era capaz de siquiera iniciar la estúpida flama.
Mientras terminaba de elongar para la sesión de físico, podía observar los diferentes y hombres que interactuaban entre sí. El salón era enorme, casi tan grande como la sala de comidas (Donde teníamos tiempo con Floyd para comentar lo estudiado la noche anterior).
Espaciosa y llena de colchonetas. Poseía luz natural, o una proyección de esta.
Era básico, primero tenía que entrenar con un saco de boxeo. Las técnicas me habían sido enseñadas el tercer día después de mi iniciación. Piernas separadas, hombros rectos, cabeza en alto, puños a la altura de mis hombros y...
—Estas muy tensa.
Kail comento con una sonrisa de lado mientras sus manos bajaban suavemente mis brazos.
Kail había estado acompañándome en todo proceso, sobre todo cuando me veía decaída por Leia y mi padre. Una de las noches en la que volvía de la biblioteca lo vi entrenando. Ahí supe que le gustaba su soledad y la apreciaba, por lo que verlo aquí era una interrogante. Tuvo que haber notado mi cara de duda por qué no me dejó expresar palabra.
—Gelium me pidió ayuda contigo, sinceramente nunca lo había visto tan estresado—. Me sentí avergonzada.—No me creo capaz de hacerlo, Kail.
Era verdad, no sentía que podía cumplir con el entrenamiento mental. Por alguna razón una parte de mi cuerpo se sentía bloqueada ante la acción de usar mi cerebro. Gelium, que parecía tener un carácter totalmente acogedor y amable me había gritado duramente el día anterior.
No lo estas haciendo bien, no te estás concentrando.
Sabía que no era mentira. No podía hallar la concentración en esa pequeña sala con forma de cubo y hecha de vidrio.—Si, si eres capaz Limbore, por lo que hoy haremos las cosas diferente.
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Señales de fuego: La ciudad perdida.
FantasiEn una fiesta Limbore conoce a Kail. Desatando una nueva habilidad en su interior. Ha activado un poder que necesita saber manejar. En el camino de su aprendizaje conocerá los grandes secretos que se esconden bajo la tierra. Una guerra se avecina...