XVI: Reencuentro

19 3 0
                                    


«Pasajeros a bordo, en el vuelo 503 con destino a Paris, Francia»

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral, el aeropuerto estaba lleno de personas ajenas a todo.

Podía ver como Floyd lanzaba una broma y Kail la atajaba. Me sentía desconectada y Gelium pareció notar eso.—Toma, la carpeta del sujeto que capturaremos allá—. No la abrí hasta ya dentro del avión, Floyd seguía haciendo bromas en lo que supuse era un acto para aplacar sus nervios que según escuché desde la boca de Kail, eran enormes.

Había dormido lo que se califica como nada y agradecí por alguna vez no tener ropa que llevar, porque no estaba de ánimo para armar maletas.

Los recuerdos de mi madre mandaban pequeños pinchazos de dolor a mi corazón, y los recuerdos no paraban de llegar. Es como si toda mi vida hubiera sido una película. Falsa e inverosímil.

Mi padre que siempre describí como un sujeto pacifico también era pasional, tenía rabia y dolor. Pero nunca lo demostró frente a mí. Sabía que él tampoco recordaba que mi madre fuera lo que es. Porque osino sus palabras cuando mi yo adolescente buscaba su compañía no habrían sido tan secas.

«Marleen nos abandonó por otro hombre, no hay que ella pueda hacer por ti»

Nunca más pregunté por ella.

Las nubes se veían esponjosas; Siete horas de vuelo parecían eternas por lo que decidí leer la ficha del Estraus al que daríamos caza.

Marco Riltong

Capacidad: Uso del elemento fuego. Ataque directo.

Tipo: Manhrin(extremadamente extraño)

Modus operandus: Violación de las victimas para posteriormente quemarlas vivas. Las mantiene vivas por horas hasta que fallecen.

Dejé de leer.

Caminé hacia el incomodo baño del avión para lavar mi cara.

Iba mirando el suelo concentrada en no caer cuando choqué con un duro pecho. Madera y colonia.

Kail.

No habíamos hablado mucho desde lo del hospital, una parte de mi quería fervientemente que se colara en mi habitación para preguntarme como estaba, y la otra se detenía fuera su puerta para hacer cualquier cosa menos esperar fuera por minutos.

Admitía que estaba sintiéndome atraída hacia Kail, y vamos era imposible. El chico había sido totalmente encantador conmigo, me había apoyado como algunas personas nunca lo habrían hecho.

Y ahí estaba frente a mí sonriendo con sus perfectos dientes blancos.—¿Te quedarás viéndome durante siete horas? No es que me moleste, pero la gente está empezando a observarnos—dijo y tocó mi nariz con su dedo índice.—Para de hacer eso, me haces sentir como una pequeña.

Lo rodeé y nuestros cuerpos se tocaron por unos segundos, podía sentir la electricidad correr por mis terminaciones nerviosas y no pude evitar sonreír imaginando algún comentario fuera de lugar por parte de Floyd.

  ■□■□■□■□■□■□■□■  

Llegamos a Paris y el aire parisino parecía ser algo exquisito. Había salido algunas veces del país pero nunca había pisado esta ciudad que parecía ser sacada de una película. Calles limpias y turistas felices.— Debemos visitar la Torre Eiffel esta noche, habrá eclipse solar —dijo Floyd. 

Señales de fuego: La ciudad perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora