XI: Falso amor

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El aire rozaba mi cara.

Nueva York me parecía lo más hermoso que había visto en mi vida.

Respiré sintiendo mis pulmones llenarse con aire puro y no encerrado.

No sabía hace cuanto no salía de la cúpula, pero si la sensación de libertad se sentía tan bien como esto, volver iba a ser tarea difícil. Floyd rió mientras me veía cerrar mis ojos en el taxi que habíamos pedido. Llegar todos juntos iba a ser demasiado llamativo, por lo que nos separamos en grupos y nos juntaríamos dentro del clandestino casino.

Floyd sonreía también, mirando hacia el exterior. Llegamos a nuestro destino y pagamos lo correspondiente. El frío se colaba entre mi piel, pero la sensación de emoción me pareció aún mayor, por lo que evité el pequeño temblor que se quería hacer presente en mi cuerpo. 

—Después de usted mi querida—. Floyd dijo antes de enrollar su brazo en el mío.

El guardia nos miró unos segundos antes de pedirnos nuestras identificaciones y asegurarse que no éramos policías. —Entren.

El casino era inmenso para ser algo clandestino, paredes de felpa rojo con verde rodeaban todo, y un cartel en la entrada parecía llenar el único espacio sin maquinas o mesas.

El mago esta noche.

Prepárate para la mejor noche de tu vida.

Junto a Floyd reímos ante la ironía de la frase. Caminamos por las maquinas después de comprar algunas fichas. Teníamos que disimular lo mejor que pudiéramos. Por el rabillo del ojo pude ver como un joven se acercaba hacia mi asiento de cuero, en un intento algo patético de hacer funcionar la máquina.—¿Limbore Trecson?

Di un respingo. Tardé unos segundos en reconocer al joven que se encontraba ahora con una sonrisa de suficiencia. Era Derek un compañero de fotografía en EMA.—Hola Derek.

Ahora era mi turno de sonreír falsamente.—Veo que Australia no era lo suficiente para ti.

Mierda.—He venido a firmar algunos papeles—. Mentí rápidamente. Derek asintió zanjando y desvió su mirada hacía la maquina.—Buena forma de distraerse, no sabía que eras una apostadora Limbore—. Reí falsamente de nuevo, esperando que Floyd notara mi incomodidad.

—¿Y cómo es Australia? ¿Haz tomado buenas fotos?

Asentí de nuevo. Vamos Floyd aparece.—Si, es genial.—¿En qué parte específicamente estas? Tu sabes, la mejor escuela de fotografía de Australia se encuentra en... ¿Cuál era?

Tragué saliva, algo me dijo que Derek no había creído totalmente la farsa. Iba a responder cuando Gelium se acercó rápidamente.—Limbore, te estaba buscando por todas partes. Vamos al espectáculo—. Me acercó su mano mientras me despedía rápidamente.

—Te vi algo incomoda y decidí ayudarte ¿Estás bien?

—Ese chico me conocía, iba en mi universidad—. Gelium puso su boca en una línea recta.—Debes ser precavida ¿Era alguien relevante?—. Negué con la cabeza.

Caminamos a la par mientras nos adentrábamos en una sala que parecía ser VIP, Kail junto a Floyd estaban conversando y pararon cuando nos vieron entrar.—Floyd ya averiguó en que salón El mago se quedará antes de que el show inicie. Nuestra idea es usar a Limbore como señuelo.

Mis hombros se tensaron.—¿No que iba a solo observar? —. Si bien la idea no me asustaba del todo, me ponía nerviosa tener ya que actuar.

Tres pares de ojos ahora me miraban fijamente, hasta que Kail carraspeó.—Si, sigues estando fuera del plan, pero ninguno de nosotros va a atraer a El mago para abrir la puerta por más de quince segundos.—. Me pasó una caja blanca.—Son lentes de contacto, tu Señal se muestra fuertemente cuando estas nerviosa...incluso ya están activos.

Señales de fuego: La ciudad perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora