XIII: Culpa

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Mi cama se sentía pequeña y un calor extraño parecía abrazarme. Me estiré un poco.

Kail.

Sus brazos me rodeaban completamente, no recordaba en que minuto habíamos terminado durmiendo aquí. Pero a pesar de ser la segunda vez que despertaba con él a mi lado los recuerdos de ayer parecían eclipsar cualquier otra sensación.

Sentía como que una parte de mi vida había sido eliminada y no podía hacer nada para controlarlo. Un intento de sollozo quiso brotar de mi garganta de nuevo. Sospeché que era las tantas de la madrugada. Kamileh no estaba, no podía sentir su peso contra el colchón de arriba.

La extrañaba tanto.

Leia por muy irónico que fuera sabría que decir en este caso.

Afróntalo y vive con eso, eres y siempre has sido fuerte.

Sé que me diría algo como eso. Mis ojos se aguaron de nuevo y Kail ahora se despertó, hundí mi cara en su cuello en un estúpido intento de ahogar mis sollozos. Cuando parecio notar que volvia a llorar sus grandes ojos violeta con manchas plomas me escrutaron suavemente, su mano derecha se dirigio a mi mejilla tomando las lagrimas con sus dedos.—Vamos—. Tomó mi mano y me impulsó suavemente.

Íbamos caminando por el desierto pasillo alumbrado con luces blancas y violeta y la mano de Kail parecía ser un fuerte apoyo para que no me desvaneciera en cualquier minuto. Seguimos caminando hasta incluso salir de nuestra sección y pasar por la biblioteca que tantas noches he visitado junto a Floyd. Mis pies se sentían helados en el frio suelo de cerámica que rodeaba al gran comedor, pero no nos detuvimos. Llegamos hasta un punto que nunca había recorrido.

 —Este lugar lo llamamos el Salón de las Velas—.Dijo Kail antes de detenerse y mostrarme algo monumental.

Cientos de velas de diferentes colores ordenaban en forma de esfera se acoplaban perfectamente. Ninguna estaba apagada y ninguna se veía gastada. Creaban el efecto de un cielo estrellado donde cada estrella era una llama.—Cada vela significa que uno de nosotros murió combatiendo contra algún Estraus Madeo. Se mantienen así por unos procesos que no entiendo muy bien—se rascó la nuca.—Es un lugar mágico Limbore, y tiene un significado. Cada vela representa que estos humanos entregaron su vida por una causa común, todos abandonaron sus vidas para poder ver crecer a los suyos—. Tomó mi cara y mis ojos estaban ahora inundados en lagrimas de emoción.—Somos tu familia Limbore.

Nos quedamos quietos observando cada vela tranquilamente hasta que amaneció.

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Kamileh que no durmió en nuestra habitación hizo presencia minutos después de yo haber llegado.—No estoy de ánimo para entrenar—.Dije bajo las sabanas plomas que componían mi cama.—Y yo no estoy de ánimo para aburrirme contigo—dijo mientras se metía al cuarto de baño, había sacado un ojo de mi escondite y pude notar como algunas de sus prendas estaban desordenadas, supuse que su noche había estado muy ocupada para volver a la habitación.

Pasé toda la tarde acostada recordando cosas que había dejado atrás, no había tenido tiempo de asimilar como abandone muchas cosas importantes en mi vida. La fotografía, las llamadas de mi padre, los pequeños libros que disfrutaba leer cuando tenía tiempo, los cafés que Leia traía en las mañanas cuando veía mi cara de haber dormido dos horas, la música, el arte.

Había abandonado parte esencial de mi vida que me componían como persona. Voltee en la pequeña cama. Una ira desconocida antes para mí hervía por mis venas. Quería destruir a todos los Estraus Madeo que pudiera. Quería verlos sufrir como yo estaba sufriendo ahora.

Señales de fuego: La ciudad perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora