Nos separamos, su frente chocaba contra la mía frente contra la mía, nuestras respiraciones ahora irregulares por la falta de aliento estaban entremezcladas. Mis ojos seguían cerrados y me rehusaba a ser yo la que rompiera esta extraña conexión que se había creado entre ambos.
La nariz de Kail rozaba ahora la mía, entonces los abrí. Sus ojos me escrutaban, en un poderoso violeta, y una sonrisa parecía no querer dejar su cara. Sonreí de vuelta. No necesitamos palabras en ese minuto para decir algo, parecía erróneo usar algo tan banal.
Acaricia mi cara con su dedo pulgar.—Cuando estas confundida frunces el entrecejo así—me imita.
Mi entrecejo se frunce inmediatamente y reímos por el hecho.—Cuando ríes se marcan tus hoyuelos, el de la derecha está algo desviado, lo que te hace lucir adorable.
Ahora rió y toca los pequeños hoyuelos que se formaron en mis mejillas.—No todo lo que dije esa noche por el efecto del polvo fue mentira Limbore, eres lo más lindo que ha llegado hace ya mucho tiempo.
No tengo palabras para responder, abro y cierro mi boca que presiento esta igual de inflamada que la de él, nos sentamos en el frío suelo. Kail se pone tras mi espalda y me recuesto sobre el.
—Dios, no sabes cuánto esperé para tenerte así—levanté ambas cejas.—Se que soy irresistible Kail, no debes recordármelo—sus ojos parecen volverse aún más profundos, y un pequeño beso es dejado en mis labios. No lo dije, pero yo también espere mucho para ver si lo que sentía hacia Kail era algo más que atracción. Pero ahora entre sus brazos viendo el cielo estrellado que poco a poco comenzaba a aclararse. Me siento en paz, y se siente idóneo.
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El camino a la Casa fue más rápido de lo que quise, junto a Kail íbamos haciendo el loco, y riendo de las estupideces que decíamos. Se sentía tan bien conocer más allá de lo que ya sabía. Kail tenía dos hermanas menores, y su abuelo era un Signamus que ahora se dedica a los trenes. Desde los trece años que está en la Señal violeta y le encanta, Gelium es su amigo más cercano junto a Floyd, que aunque no lo admita parece quererlo como a un hermano. Su familia vive en Florida y a veces envía cartas preguntando como esta todo; Decidí que iba a hacer eso con papá, ya que había perdido la cuenta cuando fue la última vez que me había contactado con él.
La Casa de los Signamus puro nos esperaba tan intacta como siempre, un último beso y un roce en mi mejilla me dejó Kail antes de ir a alistar sus cosas partir rumbo de Nueva York. La realidad en esos minutos, apestaba.
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Mi madre se despidió de mí dos veces; La primera fue en su despacho donde derramó algunas lágrimas, y me pidió perdón por todo el dolor que le hice pasar, respondió algunas preguntas que aún rondaban por mi cabeza y acordamos que viajaría para seguir hablando. La segunda fue en presencia de todos donde me dio el mismo apretón de manos que a todos.
En el camino Gelium escribía en su libreta café y Floyd bromeaba con mi pelo por detrás. Nos fuimos juntos con Kail y su aroma maderoso hizo que el viaje de más de siete horas se sintiera ligero.
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La Casa Matriz estaba igual que cuando la dejamos. Gente corriendo por los pasillos y las Señales entrenando.—Oh, triste realidad Team Viozul, Nueva York se siente como mierda después de conocer el hermoso Paris—Floyd dice segundos después de entrar. Debatió durante horas en el avión como se iba a llamar nuestro equipo. No lo habíamos asimilado pero íbamos a trabajar los cuatro en la mayoría de los casos a partir de ahora y según Floyd el nombre representa mucho. Como nadie tenía ánimos de crear algo creativo. Viozul nació como un acuerdo por la mezcla entre nuestras Señales. Admito que reí un poco al notar la cara de disgusto que hizo Gelium al saber que ese el nombre de nuestro equipo—Viozul suena terrible—dijo al escucharlo.
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Señales de fuego: La ciudad perdida.
FantasyEn una fiesta Limbore conoce a Kail. Desatando una nueva habilidad en su interior. Ha activado un poder que necesita saber manejar. En el camino de su aprendizaje conocerá los grandes secretos que se esconden bajo la tierra. Una guerra se avecina...