Gretchenry parecía inquieta. Toda la imagen de serenidad que proyectaba parecía haberse esfumado en el minuto que me vio atravesar la gruesa puerta café. Había estado cerrando y abriendo la boca como un pez por lo que sentí fueron minutos interminables.—¿Quieres un vaso de agua?—dijo antes de sentarse en el grueso sillón color marrón oscuro.—No gracias, lo que me gustaría es saber que sucede.
Grenchie que ahora se le veía muy inquieta formó sobre su cara de nuevo esa imagen fría que tanto miedo me había causado la primera vez que la vi.—Ya sabemos de donde provienen tus genes Signamus Limbore—. La miré realmente interesada.—Marleen, tú madre es una Signamus pura.
Me senté en el sillón escuchando un fuerte pitido en mi cabeza. No había oído el nombre de mi madre en años.
Miles de recuerdos llegaron a mi mente; Mamá llegando tarde, mamá con grandes ojeras, mis padres gritando. Todo se acoplo en mi mente.—No, no puede ser—. Grenchie ahora parecía verme con ojos de pena, los mismo que puso cuando me dijo que tenía que abandonar mi vida.—No sabíamos nada porque los Signamus puros no usan su verdadero nombre. Tu madre usa un seudónimo pero luego de una ardua investigación hemos logrado extraer su nombre real, Limbore se que es mucho para asimilar, pero tu madre es una persona muy importante—.
Dejé de escuchar lo que decía.
Sabía que eran los Signamus puros, lo había descubierto en uno de los libros en los que enterré mi cabeza junto a Floyd, eran leyendas. Poseían el poder de todas las Señales, podían dominar todos los elementos y usar su poder mental. Eran extremadamente fuertes. Eran tan especiales que habían solo unos pocos en el mundo los cuales vivían juntos en Paris, Francia.
—Iré a verla. Necesito respuestas—dije sin pensarlo demasiado, si mi madre era quien Grenchie decía que era, necesitaba que me dijera desde su propia boca porque me abandonó, porque abandonó a mi padre.
Gretchenry pareció sopesar mis palabras pero no tenía intención de negarse.—Esa era la otra razón por la que te cité, hemos armado un grupo de combate y necesitamos que viajen a Paris. Será el mismo grupo que atacó al Mago. Y te queremos a ti dentro, Gelium me dijo que habló contigo y que ya puedes controlar tu poder. Eres una pieza fundamental Limbore. Mañana saldrán en el primer vuelo comercial hacia Europa.
Todo fue tan rápido, necesitaba tiempo para respirar.
Asentí mientras me despedía con un movimiento de mano, tenía mucho que pensar.
Las piezas en mi cabeza parecían calzar. La imagen del pelo negro de mi madre, su nariz algo chata, su mandíbula marcada. El bosque que aparecía constantemente en mis sueños.
Mis sueños, algo me dijo que podrían no ser solo eso.
Corrí por los largos pasillos violetas en busca de la persona que me podía ayudar. Gelium.
Estaba con una chica que había visto alguna veces circular, Danitca creo era su nombre. Su cabello rubio en pequeñas ondas y su aspecto arabesco siempre me había intrigado. Estaban entrenando con los campos de protección. Gelium dirigió su vista hacia mi.—Hola Limbore, estoy contigo en quince minutos—negué con la cabeza.—Te necesito ahora.
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Luego de explicarle a Gelium lo de las pesadillas, evitando el detalle sobre el pequeño lunar que apareció en mi cadera y su posterior dolor. Me sentó en un suave sillón violeta.
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Señales de fuego: La ciudad perdida.
FantasiaEn una fiesta Limbore conoce a Kail. Desatando una nueva habilidad en su interior. Ha activado un poder que necesita saber manejar. En el camino de su aprendizaje conocerá los grandes secretos que se esconden bajo la tierra. Una guerra se avecina...