VIII: Imprevisto

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La noche ya había caído hace horas. 

¿Cómo lo sabía? 

Mi celular ya no existía, a pesar de mis insistencias, Señal Violeta lo tiró a un basurero.-No busques formas de que te encuentren. Me dijeron sin pudor.

Pero en el techo de mi habitación se veía el exterior de la cúpula. Podía ver las constelaciones que tanto me esforcé por aprender a los trece años. Podía ver como el tiempo parecía correr.

Luego de haber pasado la prueba 'con la mejor calificación' se había burlado Gelium el desconocido de la prueba mental. Todos se fueron a sus habitaciones, me dijeron que dormiría sola por esta semana hasta lograr acostumbrarme a los horarios.

Sí, horarios.

No había entendido mucho, pero sabía que mañana, o bueno técnicamente hoy tenía que dirigirme a un grupo de iniciación, los cuales se hacen con todos los Iniciados. Kail me comentó que usualmente poca gente asiste a los grupos ya que la mayoría sabe lo que es necesario y lo consideran una exageración, pero que era recomendable que yo fuera si quería de una buena vez tapar todos los agujeros de preguntas que se habían formado en mi mente desde hace más de una semana. Pero lo más ridículo es que a pesar de las cientos de lagunas, había una cosa que parecía quedar con más insistencia en mis neuronas.

Kail.

El joven que por lo entendí era uno de los líderes de la señal violeta. Pero eso no era lo que me intrigaba, eran sus ojos grises que parecían ponerse de un violeta intenso cuando se posaban en mi cara. 

Kail, que parecía divertido con el hecho de tenerme aquí en su territorio. Kail que me había preparado psicológicamente para lo que él llamó 'La mejor paliza de tu existencia'

Mis ojos parecieron pesados y caí en un profundo sueño.

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Estaba corriendo, corría y todo mi cuerpo se sentía liviano. Era una con el medio.

Me sentía libre, era libre.

Una mujer de largos cabellos negros como la noche corría a mi derecha. No podía ver su cara. Todo mi cuerpo se puso alerta. Me voltee. La mujer seguía corriendo y escabulléndose por ese bosque ya tan familiar se detuvo. —Corre Limbore.

Sus oscuros ojos me miraron desafiantes. Una mandíbula firme y una nariz chata. 

Mamá.

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Unos golpes me despertaron. —Hey iniciada, mueve tu culo tenemos entrenamiento.

Me tensé por el hosco trato de la mujer detrás de la puerta, pero de igual manera me puse la ropa que anoche habían dejado en la habitación. Unas especie de calzas negras con bototos negros. Una camisa negra con una chaqueta del mismo color. Me reí al verla, Leia tendría un ataque si me viera vestida como la mala copia de Hombres de negro.

Me asee lo más rápido que pude y me enfunde en mi nuevo atuendo. El espejo en el baño reflejo algo en mi cara, mis ojos que usualmente eran de un café normal tenía un brillo extraño. Un pequeño destello violeta casi me asustó.

Cuando salí ya un grupo de alrededor de quince personas iban caminando por el pasillo violeta. Este ya no estaba iluminado por luces blancas si no que mostraba el cielo real o una proyección de este.

Todos se dirigían hacia diferentes secciones así que camine siguiendo a una muchacha de mi edad. —Hey nueva—. Me gritó la mujer que me despertó en la mañana. —No te pierdas que es por aquí lentita.

Señales de fuego: La ciudad perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora