CAP. 4

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KYLLIAM.

A la media hora, ya nos encontrábamos delante de la puerta de esa discoteca.

Entraban y salían un montón de tías buenas y no podía quedarme más tiempo afuera.

Nada más entrar a la discoteca, la música invadía todos los rincones de cada una de las salas, y se podía oír y sobre todo sentir, la cantidad de gente que había allí dentro, simplemente por el calor que hacía.

Y por el olor a sudor también...

Nos acercamos a la barra y pedimos dos chupitos de Jagermeister para empezar fuerte la noche.

Karim, se sacó una bolsita pequeña del bolsillo del pantalón, que contenía varias pastillas del amor en su interior.

Éxtasis, tienen forma de corazón y son de color rosa, esas putas pastillas te hacen sentir como en una burbuja, lo peor es que se nota a leguas si la has consumido o no.

Yo hacía 3 años que no tomaba esas mierdas... Y todo fue después de lo que paso con mi padre y de haberme distanciado de la persona que más quería en el mundo (a parte de mi madre, claro) y de haberla fallado.

Pero un día, se lo confesé a mi madre, entonces se sentó conmigo en la sala y me dio una charla que me hizo recapacitar y pensar en todo lo que estaba haciendo y sobretodo me dio todo su apoyo y ayuda.

Si no fuera por ella, yo no estaría aquí ahora mismo, jamás la decepcionaría.

-¿Quieres?- me ofreció y negué con la cabeza.

Sacó dos pastillas, las machaco, sacó el DNI y colocó el polvo de la pastilla en forma de línea, de raya.

Enrolló un billete de diez euros, se lo llevó a la nariz acercándose a la barra, y se esnifó todo el polvo que había. Sacudió la cabeza un par de veces y respiró fuerte con la nariz, después empezó a sonreír.

-Vamos a buscar a esa pelirroja y a su amiguita.- dijo con tono seductor mientras se reía.

Antes de marcharnos de la barra, pedí otro chupito, me lo tome, y nos fuimos a un reservado donde siempre había tías cachondisimas. Aunque teniendo en cuenta que me había tirado a casi todas de allí, no tenía mucho para elegir entre a quien me tiraría esta noche.

Mientras íbamos hacia el reservado, todos los grupos de chavalas que pasaban al lado nuestro se nos quedaban mirando, bueno mejor dicho, se me quedaban mirando y me sentía como un rey, dado que, podría manipular a cada una de ellas cuando me diera la gana. Las tenía a todas encima con solo mirarlas. Es un don que dios me dio.

Nos sentamos en unos sofás grandes y se nos acercaron dos chicas, una era rubia y la otra morena. A decir verdad, la rubia estaba muy buena y como no, vino a donde mi.

Se inclinó hasta el punto donde se le podía ver el canalillo y me preguntó con un tono sexy:

-Hola guapo, quieres bailar?

-¿Y porque se supone que debería hacerlo?- le pregunté con una sonrisa de medio lado que les volvía loca a todas las chicas.

Se mordió el labio y entonces note que funcionó.

-Porque si no lo haces, te arrepentirás.- susurro en mi oído, marcando un beso con carmín rojo en mi cuello.

Empezó a subir los besos por mi mandíbula hasta llegar a la comisura de mis labios, pero hay la detuve.

-Regla número uno; nada de besos en la boca rubita.- le advertí con tono amenazante.

La primera regla que tiene que respetar una mujer para acostarse conmigo, es que tiene prohibido besarme en la boca.

Mire a mi izquierda y vi que Karim estaba entretenido con la morena, entonces, me levanté del sofá y cogí a la rubia sin nombre por la cintura.

Me empezó a vibrar el móvil y vi que tenia un mensaje de la pelirroja.

"Hey, en 5 minutos estaré allí con una amiga. Espero que pasemos un buen rato! Besosss :3"

"Pelirroja caliente."

Así la tenía agregada, porque no me sabía su nombre, y sinceramente, tampoco es que me interesara.

La dejé en visto, bloqueé el móvil y la rubia se me quedó mirando raro.

-¿Quién era?- me preguntó con el ceño fruncido.

Se me escapó una sonrisa y le respondí:

-¿Todavía no nos hemos liado y ya estás celosa?

Se puso completamente roja y para no incomodarla añadí:

-Era mi abuela, quería saber si mañana iría a comer a su casa ya que estará sola.

Se le cambió la cara por completo y suspiro un: oohh ( como si estuviera enamorada ).

Ya la tenía en el bote.

Se enganchó de mi brazo como si fuera una fan y me llevó hasta la barra. Le pidió dos chupitos de vodka al camarero y nos lo sirvió.

Yo, nunca bebía vodka, demasiados recuerdos me traía.

Sin pensarlo dos veces, me trague el liquido transparente y note como mi garganta ardía, pero no le di importancia.

Después, nos adentramos entre la multitud y se nos unieron Karim y la morena.

Las chicas, empezaron a bailar como si no hubiese un mañana, y nosotros lo único que hacíamos era observarlas.

La rubia estaba como un tren; piernas largas, piel bronceada, buena delantera y trasero también... Parecía una conejita Playboy. La morena era como su amiga pero con el pelo marrón. Tenían pinta de perras, pero eran muy morbosas.

Cuando terminó la canción, se acercaron a donde estábamos y justo en aquel momento, pusieron un estilo de música que me volvía completamente loco. El reggaeton.

El reggaeton, consiste en chicas moviendo las caderas y los traseros provocativamente. Resumiendo: el sueño erótico de cualquier hombre.

La rubia, me agarró de los hombros y empezó a morderme sensualmente el cuello. Bajo sus manos por mi abdomen y metió las manos debajo de mi camiseta.

Sin pensarlo dos veces, mis manos fueron directas a su cintura, me rodeo el cuello con sus brazos y chocó su cintura con la mía.

Empezó a mover el trasero de lado a lado muy provocativamente, acorde con la letra de la canción: " Papi te gusta las chapa que vibra."

Y entonces, me cogió de los brazos y me coloco las manos en su trasero.

Empecé a ponerme bastante cachondo y cuando se dio cuenta, me hizo una señal con la cabeza, indicando a los baños, y asentí con mi sonrisa más sexy.

Le agarre de la mano y empezamos a alejarnos de Karim y la otra chica, en dirección a los baños.

De repente, me vino un olor a un perfume que no lo olía desde hace muchísimo tiempo, y me asuste. Vainilla, su olor particular, y también mezclado con olor a tabaco.

Entonces, me paré de golpe y me giré con cierta esperanza de volver a verla.

Pero...

Me equivoqué, era la pelirroja con su amiga bailando twerk; joder, como se movía la amiguita.

No sé ni porque me ilusione tanto cuando me llegó aquel olor, sabía que no la volvería a ver jamás pero bueno... que no es ella la única en el mundo que usa ese perfume, pero no sé... me recordó tanto.

Pasé de la rubia y fui directo a donde ellas, pero alguien me agarró del brazo y era Karim, quería ir a la barra a por un cubata, así que pensé en ir a donde ellas más tarde.

Nos sentamos en la barra, desde allí tenía una visión más amplia de toda la discoteca; podía ver con facilidad a la pelirroja y a su amiga.

Estaban perreando con un chaval que me sonaba de algo, pero no recordaba de que.

La amiga de la pelirroja se dio la vuelta y... me atraganté con el ron-cola.

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