CAP. 17

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NOAH.

Yo sabía a dónde me dirigía, pero no era consciente de dónde me estaba metiendo. Kylliam era imbécil, eso no lo puede negar nadie, ni el mismo, pero después de tanto, y sobre todo después de lo que acababa de ocurrir, necesitábamos más que nunca tener esa conversación pendiente. Nunca pensé que llegaría a decir esto, pero por una vez en mi vida, me sentía preparada para enfrentarme a él, esta vez sin distracciones.

No se que coño me había pasado en mi habitación con él, solo quería ponerle a prueba, hacerle sentir todo el daño que me había hecho a mi en todo este tiempo. Pero la cosa se me fue de las manos. Demasiado. Mi intención era calentarle para después dejarle tirado. Hacerle ver lo que duele el rechazo. Aunque dudo mucho que hubiese pasado eso, porque los dos sabemos, que el único sentimiento que él siempre va tendrá hacia mi es indiferencia.

Aunque fuese temprano, se veía claramente todo a mi alrededor. La luz entraba entre las copas de los árboles, iluminando cada paso que daba. El aire fresco recorría cada parte de mi cuerpo, y respiré, sintiendo por unos instantes la tranquilidad y el amor que sentí una vez aquí.

Me guardé el teléfono y el tabaco en el bolsillo de los pantalones y empecé a caminar hacia el puente. Me sabía el camino de memoria así que no me hacía falta abrir los ojos para llegar allí, solamente quería sentir sentirme libre por una vez o por última vez antes del desastre que se avecinaba.

Yo sabía que le quería era obvio ¿Cómo no iba quererle después de todo?. Incluso le quería por haberme hecho todo el daño que me hizo, porque gracias a él aprendí a no confiar en nadie. A veces no nos damos cuenta de que tenemos al enemigo al lado.

Nunca antes nadie me había hecho tanto daño como él lo hizo. Y aunque me duela decirlo estoy segura de que jamás amaré a nadie como le amé a él. Siempre intentaba convencerme de me encapriché muy rápido de él porque éramos simplemente unos críos, pero ¿A quién quiero engañar? Incluso a esa edad me di cuenta de que estaba enamorada de él y que no era simplemente un juego de niños. Yo vivía por y para él, pero a veces el ser humano se equivoca y creo que nunca he metido la pata tanto en mi vida.

Cuando llegué al puente no sentí nada, estaba paralizada. Me quedé observando. Seguía teniendo la misma imagen de siempre. Pero ahora parecía estar como reformada, no parecía tan inestable como lo recordaba. Desde lejos parecía fuerte, pero quería comprobar si era tan resistente como parecía.

Recuerdo que me gustaba balancearme sobre ella. Siempre lo hacía, y cada vez que lo hacía, Kylliam me miraba con esa sonrisa suya por la que mataría hoy en día. Puse un pie en el puente y con las manos me sujeté a las barandillas de los laterales. Sin pensármelo dos veces empecé a saltar. Al principio despacio, pero después me vine arriba. Parecía una cría.

Pensaba que estaba sola, la verdad es que no me acordaba de con quien había quedado, por unos segundos me sentía feliz rodeada de felicidad y de recuerdos. Sobre todo recuerdos que me hacían muy feliz y a la vez sentía un pinchazo en el corazón porque ahora todo me recordaba él.

Solo él.

No me había dado cuenta ni de quién estaba ahí hasta que me di la vuelta porque escuché un ruido. Estaba delante mía, parecía que me miraba de una forma que inspiraba compasión o incluso diversión y no me gustó para nada, salí del puente y sin pensarlo le pegué un manotazo en la cara así, sin más. Se lo merecía, más que nadie.

Kylliam se me quedó mirando muy confuso, Creo que nunca le había puesto la mano encima y la verdad es que no me arrepentí parada. Se lo merecía, se merecía eso y más por todo lo que me había hecho y por haber aparecido de nuevo en mi vida de la manera en la que lo hizo. Se lo merecía por tener ese efecto en mí, se lo merecía porque a pesar de todo me había demostrado que jamás podría ser libre por qué daba igual cuántos chicos conozca, a cuantos chicos bese, de cuantos chicos me pille, Kylliam, siempre será Kylliam para mi.

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