CAP. 18

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KYLLIAM.

Lo dije sin pensar, sabiendo que le doleria. No podía dejar que me quisiese de nuevo, porque jamás soportaría hacerle daño otra vez, así que me conformaba con que me odiase. Así conseguiría su rechazo, y por otra parte, pasar página. Estoy seguro de que jamás amaré a nadie como he amado a Noah, pero podría vivir con ello. Mis sentimientos hacia ella, morirán el último día de mi vida, junto a mi.

Se fue corriendo. Mis palabras le dolieron por las cosas que me dijo y la forma en la que me miraba. Pero lo que ella no sabía era que a mi me partió el alma decirlo.

A los cinco minutos de que Noah se fuese, me levanté del puente y fui a coger la moto. Había sido un día duro, y por la hora que era, seguramente mi madre ya estaría trabajando, así que ya tocaba pasarse por casa.

Cogí la llave que estaba escondida en el florero al lado de la puerta y entré en casa.

Estaba vacía. Giré a la izquierda y me metí en la cocina. Abrí el frigorífico y bebí directamente desde la caja de leche. Me daba pereza coger un vaso.

Con el casco de la moto todavía en la mano, subí las escaleras y mientras me dirigía a mi cuarto me quedé quieto delante de la puerta de la habitación de mis padres. Bueno, de mi madre. Puse la mano en el manillar, pero no me atreví a abrir la puerta. Hacía años que no entraba en esa habitación. Seguí andando por el pasillo y al fondo llegué a mi cuarto. Mi madre lo había recogido, y estaba la cama hecha. Me dio un pequeño pinchazo dentro, porque a pesar de que no le hiciera caso, ni me pasase muy a menudo por casa, mi madre en cierto modo seguía cuidando de mi. Y no era justo.

Me aparté de ella a la vez que de Noah. Eran las mujeres de mi vida, y no me merecían. No así.

Tiré el casco al suelo y me tiré encima de la cama. Estaba reventado, necesitaba descansar después de todo lo que había pasado. Después iría a visitar a mi padre, era su aniversario. Ya hacía 3 años.

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