NOAH.
Después de pasar todo el día en casa de los Tanner, por fin llegó la temida noche.
Kat empezó a sacar un montón de cosas de su armario, y por un momento pensé que lo iba a vaciar entero. Yo de mientras, me encontraba tirada en su cama sumergida en mis pensamientos.
Estaba cagada. Cagada de miedo, por volver a verle después de tantísimo tiempo. Por lo que pudiera sentir nada más mirarle. Por si todos los recuerdos me vendrían en medio de la noche, y de un momento a otro, me derrumbaría por completo.
Me juré que dejaría su recuerdo en el pasado, pero aun me sigue haciendo daño.
Más de una noche, he soñado con volver al pasado. No para cambiar las cosas, sino para revivir la época en la que era feliz. Todo entre él y yo se resumía en amor y dolor. Pero por alguna razón, entendí que se alejara de tanta gente, al fin y al cabo, no es fácil perder a un ser querido, y menos a un padre.
Me he dado cuenta de que me aferré al pasado y a los recuerdos tristes, reabriendo la herida que en algún momento llegué a pensar que ya había cicatrizado.
-...porque va con el color de mi pelo. ¿A que es genial?- dijo Kat sonriendo con un vestido muy corto, color crema, a su lado.
No tenía ni idea de lo que me estaba hablando. Entonces, para que no se diera cuenta, le dije que me parecía genial.
- ¿El qué te parece genial?- dijo con el ceño fruncido.
Mierda, me ha pillado. Piensa Noah, piensa... A sí! El vestido!
-Pues... el vestido. Te va a quedar perfecto ese color crema, contrasta con el tono de tu piel y el color de tu pelo.- dije intentando sonar decidida.
Cogió el vestido por la parte de arriba y se acercó para mirarse al espejo.
-¿A que sí? ¿Le gustara a Kylliam?- preguntó con inquietud y empezó a morderse las uñas.
No. Simplemente esa era mi respuesta. Recuerdo perfectamente los gustos de Kylliam como si fueran los míos. Le vuelve loco las chicas con vestidos negros ajustados y el pelo un poco ondulado. Pero... ¿A qué chico no le gustaría una chica con un vestido corto y sexy? La mayoría se vuelven locos.
-No le conozco así que no me preguntes.- respondí un poco enfadada.
Suspiró, se dirigió al armario y sacó un vestido negro de una percha.
-Borde de mierda. Toma, te presto este vestido pero solo por esta noche cari.- dijo guiñándome el ojo.
Un vestido negro, justo lo que menos necesitaba para esta noche.
Después de prepararnos y Kat obligarme a usar tacones, cogimos un taxi y nos dejó en la entrada de la discoteca. Me quedé flipada con la cola que había para entrar, y empecé a pensar que podríamos hacer para colarnos. Pero de repente Kat se acercó al portero de la discoteca, le susurró algo al oído y le dejó entrar saltándose toda la cola.
Si yo haría eso, el portero seguramente me diría: niña, a la cola.
Que vida mas injusta.
Nada más entrar, no paraba de tropezarme con un montón de gente. No entraba ni una sola persona más en la discoteca. Costaba hasta respirar.
Fuimos a por un cubata, y note como un chico me observaba desde la barra con una amplia sonrisa. Era bastante guapo y estaba musculoso.
Cogimos las bebidas y nos dirigimos hacia el reservado.
Todo este mundo de las discotecas era algo nuevo para mi. Normalmente, asistía a fiestas de poca gente en casa de alguien, o esas típicas comidas familiares donde después de 4 copas acaba tu tío con la corbata en la cabeza imitando a rambo. Como mucho los sábados dormía en casa de alguna amiga y salíamos a la plaza a hacer botellón.
ESTÁS LEYENDO
POKER GAME
Romance¿Nunca has apostado todo lo que tienes por amor? ¿Y que todo se vaya a la mierda? Yo, Noah Waiter, aún teniendo un as bajo la manga, perdí la partida más importante de mi vida... o por lo menos, eso llegué a pensar.