Capitulo 19

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El heroe

En la noche, el pueblo de Olaf permanecia en una gran calma. La mayoria de sus puestos de venta estaban guardando sus cosas, cerrando sus negocios para continuarlos al dia siguiente. Sus habitantes estaban paseando a cercanias de la fuente, aunque otros preferian entrar a sus casas para poder reunirse con sus familias, cenar y poder descanzar en sus comodas camas. El cielo estaba despejado, mostrando su infinidad de estrellas. Un pequeño ruido se oia cada par de segundos, que iba aumentando poco a poco. Las personas dejaron de hacer lo suyo para darle atencion al extraño ruido, mirando a la direccion de donde provenia. Un par de guardias se acercaron a la entrada, mientras que otros 3 se colocaban detras a una distancia corta, manteniendose alertas. Veian como los arbustos y hojas de los arboles del bosque se movian violentamente. De estos, salieron unas pequeñas criaturitas de roca. No les llegaban ni a las rodillas en cuanto altura, pero claramente les superaban en numero. Los guardias trataron de frenar su feroz estampida, sin embargo sus espadas no tenian efecto alguno sobre ellos. Un par de ellas se rompieron en el intento. Empezaron a retroceder, mientras que las rocosas criaturas alteraban el orden, causando destrozos pequeños por todas partes. La gente huia en panico, forzados a dejar atras sus mercancias y tiendas. Sin nada más que hacer que ver como quedaban en ruinas. Cuando todo parecia perdido, un extraño cubierto por una tela verde desgastada que le cubria todo el cuerpo, saltó hacia la acción. Desenfundando su espada afilada de mango dorado, llamó la atención de las criaturas con un silvido. De un corte limpio y rapido, partia a la mitad a cada una de ellas, las cuales se volvian piedras pequeñas e inmoviles al estar separadas. Una de estas saltó sorpresivamente por detras. Rapidamente, se movió a la izquierda y , apenas toco el suelo, la pateó y lanzo su espada a ella. Fue atravezada por la espada, quedando clavada en ella y a su vez, esta se clavó en la pared. En cuanto los atacantes no eran más que escombros, la gente salia de sus escondites. Mientras el desconocido se dirigia a retirar su espada de la pared, la gente lo aclamaba y aplaudia. Al tocar el mango de su arma, pudo sentir como esta temblaba. Volteó la mirada hacia la entrada y notó como las rocas vibraban sin parar. Una especie de gema roja cuadrada se acercaba flotando, emanando un extraño brillo azul. La gente quedo impactada y se detuvo. Las rocas empezadan a rodar hacia ese extraño objeto. Incluso la roca que estaba en la espada se desarmó y fue directo con las otras. El sujetaba su espada con ambas manos, estando preparado para lo que se venia. Lentamente se estaban armando en algo grande y poderoso. Un golem del tamaño de una casa, que tenia la gema justo en su vientre. De un movimiento rapido, el golem lo atrapó justo antes de que pudiera hacer algo. Mientras trataba de destruirlo con su mano, el logró liberar su brazo con su arma. Parecia que iba a hacer un corte al brazo del golem para liberarse, pero en lugar de eso, lanzó su espada al aire. Mientras su enemigo miraba eso, el extraño consiguió salir de su mano, dejando su tela atras. Cuando la espada empezó a caer, el dió un salto, la tomó en el aire y acertó un corte justo en el brazo, causando que se separara y cayera al suelo, desarmandose y volviendose rocas pequeñas. Sin su tela cubriendolo, la gente pudo observar como era. Tenia unas botas de cuero negro, pantalones marrones, camisa blanca, una capa roja y larga, una capucha negra, una mascara de tigre con lentes negros y guanteletes de metal dorado.
Aunque su corte haya sido lo suficiente fuerte como para cortar toda esa piedra, las pequeñas rocas regresaban a su cuerpo y en cuestion de segundos rearmó su brazo. Al parecer, al sujeto se le ocurrió una idea. Daba saltos rapidos mientras el golem trataba de aplastarlo con sus rocosos puños. Logró subirse a su brazo, luego a su hombro, brincó y entró directamente en su boca. El simplemente tragó sin problema alguno. Al no ver a nadie como amenaza, se acercaba atemorizantemente para reducir el pueblo a escombros. Antes de que diera si quiera un golpe a uno de los edificios, sintió algo que lo obligó a detenerse. Al mirar abajo, veia como se iban formando grietas en su gema. Cada vez eran más y más, hasta en en un momento se vió la espada atravezarla. El colocaba sus manos en su estomago, inclinandose  mostrando una mueca de desagrado. La espada se hundió y luego de unos segundos, el enmascarado salió, haciendo pedazos la gema. En unos segundos, cada parte de su cuerpo se convertia en piedras comunes y corrientes. El se levantó y fue directo por su ropa verde, para cubrirse nuevamente. El jefe de la guardia se dirigia a el, para agradecerle.

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