Capitulo 9

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Eclipse
Era una noche fría con su cielo despejado. Ni una sola nube, solo la luna que estaba más grande y brillante de lo usual. Daniela no lograba quedarse dormida, por lo cual decidió dar un paseo por el bosque que estaba detrás del pueblo. Era bastante relajante caminar por un lugar tan tranquilo y desolado. No dejaba de pensar en que pudo haber sucedido con Feralas o si algún día volvería a ver a Ember. Su calma y pensamientos fueron interrumpidos al oír un pequeño llanto no muy lejos de ella. Su curiosidad siempre fue su debilidad, se acercó lentamente a saber que sucedía. Al llegar detrás de unos arbustos, logro ver en el claro del bosque una pequeña dragona bajo la luz de la luna. Era una dragona muy pequeña, mucho menor que ella. Sus escamas eran de un tono azul oscuro, su parte interna un azul no tan oscuro y sus garras, cuerno y punta de la cola blancas. Además, unas líneas blancas rodeaban casi todo su cuerpo. Se encontraba llorando, con la mirada al suelo, se la notaba confundida y asustada. Daniela se acerco a la pequeña, lenta y cuidadosamente.

Daniela: Hey ¿Te encuentras bien? ¿Qué sucede?

La desconocida reacciona apenas la escucha y la mira, con ojos celestes vidriosos, y sale corriendo por el bosque, alejándose de ella.

Daniela: ¡Hey, espera!

Ella la siguió, sabía que de noche el bosque no era ningún lugar seguro, mucho menos para una pequeña dragona. 

Daniela: Debo admitir... que para ser tan pequeña corre muy rápido.-Sonó agitada por la persecución.-

Justo cuando pensaba que la había perdido de vista, comenzaba a acercarse poco a poco. De repente, ambas fueron frenadas cuando un gran dragón rojo se interpuso en su camino. En los ojos del dragón había unas marcas negras que sobresalían y rodeaban los mismos. Sus pupilas brillaban en rojo, su ala izquierda estaba rota y también con las mismas líneas. No había duda en que el dragón había sido corrompido por la oscuridad. Se lo veía hambriento y enojado, mientras miraba fijamente a la pequeña e indefensa dragona que se encontraba paralizada por el miedo.

El dragón estaba por atacarla con un fuerte zarpazo, pero Daniela se armó de valor, corrió hacia la dragona y la empujo alejándola del peligro. Antes de que la garra llegara a dañarla, ella escupió fuego repeliendo el ataque. Eso solo hizo que el dragón se molestara aun mas. Mientras la pequeña se ocultaba en los arbustos, Daniela hacia lo posible por mantenerse con vida. Los ataques del dragón eran fuertes como para ser bloqueados y a pesar de su tamaño era más rápido que ella. Solo era cuestión de minutos para saber lo que pasaría. Ella sabía que no podría esquivar por siempre, mucho menos resistir tantos ataques cuando no conseguía evadirlos a tiempo. Una pequeña lucha que se repetía constantemente, sin diálogos ni nada de habla, solo una dragona recibiendo bruscos golpes. Comenzaba a agotarse cada vez mas y mas. El trató de golpearla con su ala que no estaba rota. Logra esquivar a tiempo pero rápidamente movió su cola y ella fue empujada con fuerza hacia atrás hasta chocar de espaldas con un árbol. Estando en el suelo, tratando de recobrar el aliento, aun sabiendo que era en vano, hacia lo posible por levantarse. Mientras el dragón se acercaba amenazante, la pequeña dragona empezaba a sentir furia. Una desconocida estaba sacrificando su vida por ella, y no estaba haciendo nada más que mirar cómo estaba por fallecer ante las garras de un monstruo. Salió de los arbustos, mientras de sus ojos relucía un brillo blanco.

???: ¡Déjala en paz!

El dragón la miró, ella movió su ala y una gran onda mágica larga y vertical salió de repente. Era un azul traslucido y tenia puntos blancos, como si fueran estrellas. La onda golpeó al dragón y lo arrastró bastante lejos, derribándolo a él y varios árboles en su camino. Sus ojos volvieron a la normalidad al ver que los ojos del dragón se cerraron. Se acercó lentamente a Daniela, quien logro ponerse de pie, asombrada por lo que vio.

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