Capitulo 13

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Una red de problemas

Bajo la luz de la luna, se encontraba un hombre cubierto de telas negras. Se dirigía hacia una cueva pequeña, en la cual había una carpa roja en la entrada. Al entrar allí, notó que había tela de araña en los costados de la pared y hasta el suelo. No muy lejos, en frente de el había una roca rectangular. Detrás de ella, se encontraba una mujer cubierta por una túnica color bordo.
???: Aaahhh, un cliente. Dime, joven ¿En qué puedo ayudarte?
El hombre contestó, sin quitarse la capucha.
???: He oído que tus..."frascos de la muerte asegurada". Dime la verdad ¿Tu eres quien los vende?
???: Samanta tiene el veneno si tú tienes el oro.

???: Que curioso, creí que la gente como tú no revelaba su identidad.
Samanta: Pff, a cómo va el negocio lo que menos necesito es mantenerme oculta. Además, no quiero que extraños tomen el crédito por mi trabajo.
???: Como sea, no estoy aquí para hacer amistades. Necesito su mejor daga y el veneno.
Samanta: A la orden.
Ella buscó debajo de las rocas a su alrededor. En la "mesa de roca" colocó una daga curvada y un frasco muy pequeño que contenía un liquido purpura.
Samanta: Este es mi famoso brebaje.
Que hara que tus enemigos emprendan su ultimo viaje. Serán 100 monedas de oro por la daga y 2000 por el veneno, cariño.
???: ¡¿2000 monedas por ese frasco pequeño?!
Samanta: Es el mejor veneno que existe en el mundo...pero si te conformas con lo simple...
Arrastraba los objetos hacia ella, a punto de guardarlos.
???: ¡Esta bien!
El coloca un par de bolsas marrones, llenas de monedas de oro.
???: Más te vale que este sea el mejor veneno del mundo.
Samanta: Créeme, es el mejor. -Empezo a hablar con un tono poetico- Tranquilo, ya se que te "mueres de ganas" de usar el veneno. Descuida que aun lo almaceno. Tambien tengo dagas, pues no hay nadie mas quien las haga.
El se quedo mirandola, confundido.
Samanta: Gracias, querido. Vuelve pronto.
El hombre salió de la tienda. Había conseguido el veneno que tanto queria, pero no se sentia a gusto por el excesivo costo que tuvo que pagar. Estaba feliz y enojado, mientras se alejaba lentamente.
En cuanto se fue, ella cerro la tienda y empezo a refunfuñar frustrada.
Samanta: Arrrggghh ¿Que fue esa rima absurda? Fue horrible, detesto improvisar.
Se quito la capucha. Tenia cabello lacio negro, largo a los costados, con uno que otro mechon rojo. Sus pupilas eran rojas, un par de colmillos pequeños sobresalian de su boca. Dos arañas se subieron a su "mesa de piedra". Una tenia un sombrero de gala miniatura, mientras que la otra una corona plateada.
Sombrero: -emitio un pequeño sonido extraño-
Samanta: Ya se, ya se. Se que quieren que mantenga el negocio familiar ¡Pero no sirvo para esto!
Corona: -emitio un ruido cortante y largo-
Samanta: ¡Mama! Ya puedo hablar con el tono que yo quiera, tengo 30 años.
Sombrero: -sonido leve y corto-
Samanta: Bueno si, tengo 20. Pero es igual.
Se sento al lado de ellos. Tomo aire y exhaló suavemente, calmandose.
Samanta: Se que no es facil para ustedes ser arañas. Seguro creen que exajero al quejarme de algo tan insiflini...insignicanfi...INFISISI...
Sombrero: -sonido corto-
Samanta: Insignificante. Eso. Gracias papá. -Colocó sus manos cerca de ellos- La familia es lo primero. Los ayudare a ustedes y luego me preocupare por otras cosas.
Corona: -sonido largo, cuestionando algo-
Samanta: ¿Que? Lo de buscar novio nunca lo dejare, no importa lo que di...
Corona: -repite el mismo sonido-
Samanta: Oh, escuche mal. Pues si, puedes arañar las cortinas... ¿Es "arañar" la palabra correcta o...?
Antes de que pudiera seguir hablando, una rafaga de bolas de fuego rosado entraron, quemando la tela y las paredes. Rapidamente ella, agarro a sus aracnidos familiares y se puso a cubierto detras de las rocas. El fuego continuaba, el suelo temblaba, parecia que la cueva iba a derrumbarse. Al cabo de unos minutos, el ataque terminó. Levantó la cabeza para ver cuidadosamente. La entrada estaba totalmente en cenizas, las telas de araña habian desaparecido, las rocas estaban dañadas, frascos rotos y alguna que otra llama rosada aun permanecia encendida. Encolerizada, se puso de pie.
Samanta: ¿Quien se atreve a amenazar a mi negocio y mi familia? ¡Juro que encontrare al responsable y...!
Miro detenidamente las llamas, como si le hicieran recordar a alguien.
Samanta: ¿Fuego rosado? Mmm creo que ya se quien esta detras de todo esto. ¡La encontraré y haré que pague por esto!
Puso una araña en cada hombro, marchandose lentamente hacia lo más oscuro de la cueva.
Samanta: No tienes idea en el lio que te has metido, dragona.

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