Almejitas [flozmin]

IV

En mi cabeza tenia todo planeado, había repasado una y mil veces todo lo que quería decirle a Jazmín, había armado un discurso para que ella pueda entender lo que me pasaba, ya que para mi fue muy difícil de aceptar. Así que fui a buscarla, me armé de valor y fui por ella. 

Cuando entré a la cocina me temblaba todo el cuerpo, estaba muy nerviosa queriendo callar mis tics y disimular lo mas posible. Y ahí estaba ella, con su uniforme y sus rodetitos y su luz que me llenaban el alma de amor. Y no pude, al verla así, al tenerla enfrente no pude expresar nada de todo lo que tenía preparado, no pude decirle ni una palabra, me había petrificado. Era tanto lo que provocaba en mi que ni yo podía creerlo. 

Me miró, me sonrió y me preguntó que era lo que me estaba pasando, como si hubiera leído una parte de mi. Quede muda. Quería decirle tantas cosas y no me podía, su presencia me nublaba la mente, era tan hermosa que no pude pensar en otra cosa. Al notar mi silencio volvió a sonreír (esta vez de una manera incomoda) y volvió a repetir la pregunta, con un tono mas preocupante.

"Te quiero", le dije. Su cara se ilumino al mismo tiempo en el que también parecía algo confundida. Pero nuestras miradas lo aclararon todo. Y justo cuando estaba por decirme algo entró mi hermana, nos interrumpió y se encargó de arruinar el hermoso momento que estaba viviendo. 

Ahora lo sabia, ambas lo sabíamos. Nos pasaban las mismas cosas, y no fue necesario hablarlo ya que nuestras miradas lo dijeron todo.