"¡Pobre pez!" Gritaba el marino.
"¡Pobre marino!" Gritaba el pez.
Y fueron pobres juntos.
Tan pobres como aquella chica, tan pobres como aquella nube sin amigas. Tan pobre como aquella solitaria lágrima escondida de una amante en el funeral.
Y en el funeral había un cuerpo sin vida, pero quien se veía sin vida era la viuda.
Entonces se escuchó un trueno. Más tarde, cuando el sol salió, Martha salió de allí bastante temblorosa.
"¿Se salvó?" Preguntó la princesa.
Y nadie le dio una respuesta.
Fue allí cuando el plebeyo más plebeyo del reino llegó a su lado y le cubrió los ojos.
"¡Mira! ¡Manzanas! ¡Peras! Y tú..."
Pero ella ya no existía.
Ella se había marchado.
Al igual que el aire.
Al igual que el amor.
Al igual que la vida.
Al igual que yo.
Nota: Los epílogos también existen para Howe.
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|| HOWE ||
Short StoryHowe era un hombre extraño. Un demente. Un desequilibrado. Howe era un hombre desconocido. Un incomprendido. Un repudiado. Howe era un hombre soñador. Un iluso. Un romántico. Howe era un hombre. Howe era un loco.