El admirador intentaba hacerlo sonreír. Durante las últimas semanas, semanas donde las cenizas de sus libros atravesaban su ventana, el pobre hombre solo había intentado hacerlo sentir un poco mejor.
—Compraré todos tus libros, Joseph, no me importa. Gastaré hasta mi último centavo en ellos si es necesario... Yo solo quiero que seas feliz.
—Y yo no quiero que gastes todo tu dinero en mí.
—Entonces podemos irnos. Buscaremos otra ciudad, Joseph, una ciudad donde aprecien tus palabras...
—Se cansarán, marinero. Se cansarán al igual que ellos.
—¡Entonces los haremos enloquecer a todos, Joseph, no me importa! —Exclamó con frustración el pobre chico enamorado— Yo solo quiero que seas feliz.
Esto último lo dijo mientras sus ojos azules quemaban los suyos, y es que estaba dispuesto a todo por él.
Y el escritor no quería eso.
No quería el pobre Howe a alguien que admirara hasta su más enorme defecto. No quería algo tan vacío.
—¡Estoy loco! —Gritó el pobre demente.
—¡Yo también! —Respondió el admirador con el mismo tono— ¡Y además estoy loco por ti!
Pero esta última sentencia no se sentía bien.
—¿Me amas?
El admirador lo besó antes de contestar.
—Con todo mi corazón.
Y era cierto, tan cierto que no se sentía bien. Tan cierto que no podía sentir lo mismo.
—Entonces vete.
—¿Qué?
—Vete y mantén mis locuras vivas en otro lado —Casi le suplicó. No podía seguir haciéndole eso—... No quiero que sufras por mí.
—Pero yo amo sufrir por ti.
—Y eso está mal.
Era cierto.
Aun así, no queriendo dejarlo, el admirador comenzó a llorar.
—¿Por qué me pides algo así? ¿Por qué no puedes aceptarme a tu lado?
—Porque te estoy haciendo daño —Contestó— y voy a hacerte daño... Y yo no quiero hacerte daño.
—¿Entonces me recuperaste solo para dejarme ir nuevamente? —Se lo veía realmente dolido.
—Así es como todo debía ser —Aceptó el escritor—... Pronto me volveré tan loco que ya no seré capaz de escribir, quemarán mis libros y me olvidarán.
—Yo no lo haré, Joseph. No podría olvidarte nunca.
—Y es por eso que te necesito lejos.
El admirador comenzaba a entender y Howe lo abrazó antes de seguir. Ahora ambos lloraban.
Si el admirador se alejaba, nadie destruiría su último recuerdo.
—¿Puede tu corazón recordar a este demente eternamente, Marcus?
Marcus nunca lo dudó.
—Toda la vida, Joseph.
No quiero parecer una loca, pero esto me hizo llorar al escribirlo.
—Lore—
Nota: No quiero contar mucho hoy, así que...
¿Qué tal ustedes?
Tengan una buena vida.
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|| HOWE ||
Truyện NgắnHowe era un hombre extraño. Un demente. Un desequilibrado. Howe era un hombre desconocido. Un incomprendido. Un repudiado. Howe era un hombre soñador. Un iluso. Un romántico. Howe era un hombre. Howe era un loco.