×prólogo×

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Marco suspiró, levantándose de su pupitre y saliendo del salón, sintiendo las miradas de sus compañeros sobre su espalda.

Había cambiado, Star se lo había dicho muchas veces, ella no sabía la razón, y tampoco la sabría.

- Buenos días señor Díaz. –habló el director, Marco sonrió de manera ladeada antes de saludar con una sacudida de mano – Cómo ya sabe, usted es uno de nuestros mejores alumnos y el último tiempo sus notas han bajado y ha comenzado a comportarse de manera más rebelde.

El moreno rodó los ojos ante todo el palabrerío que acababa de decir el director.

- Por eso, me gustaría que nos contara que es lo que le está sucediendo. –concluyó. Marco suspiró, levantando la cabeza para mirar a los ojos al señor Skeeves.

- Es algo demasiado personal cómo para poder decírselo a un profesor. –respondió el moreno, metiendo sus manos dentro de su sudadera.

- De alguna manera me lo veía venir. –el señor Skeeves sonrió, Marco no era consciente de lo que podría pasarle. – Por eso, todos los directivos de este colegio hemos decidido que tendrás un "apoyo".

- ¿Qué? –el moreno estaba confundido, estupefacto y cansado. Varias veces le habían preguntado por qué había "cambiado", pero nadie sabía la razón. Sus padres dijeron que era algo normal en adolescentes.

La verdadera razón era su ruptura con Jackie Lynn Thomas, su primera novia. La chica realmente era atractiva y podía decirse que era "perfecta" en cuánto a personalidad.

Pues no. Ella terminó con Marco, pero se alejó de él diciéndole que "no era suficiente" y otros comentarios hirientes que provocaron que la autoestima del chico bajara considerablemente. ¿A quién no le dolería que la persona que te gusta te diga esas cosas?, más te afectaría si por dentro supieras que alguna de ellas es "verdad".

- Así es, ella será algo así cómo tú tutora, también tu amiga. –explicó el director.

- ¿"Ella"? –repitió Marco. El señor Skeeves asintió con la cabeza.

- ___, puedes pasar. –tras esa oración, una chica de cabello azul pastel y ojos grises entró por la puerta, tenía una sonrisa y un ligero sonrojo en sus mejillas, Marco pudo distinguir las pecas de ella. – Marco, te presento a ___ Adams, tu nueva amiga.

El moreno turnó su mirada de la chica hacia su director, con los ojos como platos y tratando de asimilar lo que acababa de pasar.


Eres lindo, Marco. |Marco Díaz y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora