× veinticinco×

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Marco sonrió, tendiéndole su helado de chocolate a ___, la chica lo lamió con gran gusto antes de que ambos salieran de la heladería. El día estaba bastante bonito, la chica llevaba unos shorts de mezclilla, una blusa celeste simple y una trenza floja, Marco llevaba sus jeans y su playera gris, pero no usaba su sudadera.

Caminaron por el parque, llevándose varias miradas. En especial ___ y por parte de algunos chicos.

En un momento la chica se detuvo, parando de comer su helado y obligando al moreno a que también se detuviera.

- ¿Qué sucede? –preguntó, algo confundido ante la actitud de su novia.

- La chica de allá está mirándote mucho. –dijo ___, Marco volteó hacia dónde ella miraba, una chica pelirroja le había guiñado un ojo. Volvió a voltearse hacia la peliazul y ella tenía el ceño fruncido. – Déjate.

- ¿Q-...? –ni siquiera pudo hablar, la chica ya había pegado sus labios a los de él. Trató de corresponder, pero era difícil al sentir el helado derretirse y colarse entre sus dedos, dejando pegajoso.

Ella despegó sus labios, dejando un pequeño hilo de saliva uniéndolos. Sonrió con satisfacción al ver cómo la chica había apartado la vista.

Continuó caminando mientras comía su helado felizmente. Se sentaron debajo de un árbol y Marco seguía mirando con asco sus dedos, pegajosos.

- ¿Qué sucede? –preguntó ella, observando al chico.

- Tengo los dedos pegajosos. –dijo Marco, suspirando y haciendo un pequeño puchero. Ella sonrió con picardía antes de tomar la mano del chico y comenzar a lamer sus dedos índice y corazón. Él se sonrojó hasta las orejas cuándo ella los introdujo a su boca, aún mirándolo.

Mierda, eso es caliente.

Se separó y sonrió, él apartó su mano, mirando sus dedos y luego desviando la mirada. Ella comenzó a reír al ver al chico todo sonrojado.

× × × ×

Marco abrazó por detrás a ___, entrelazando sus manos en el estómago de ella y dando un pequeño beso en su cuello. El hecho de que la chica se quedara en su casa a dormir gracias a Star, le encantaba.

Le encantaba estar con ella. Comenzó a bajar sus manos hasta acariciar sus muslos, que estaban desnudos a causa de los pantaloncillos cortos que ella usaba cómo pijama. La chica no se sonrojó, le gustaba que él estuviera haciendo eso, pero cuándo Marco puso sus manos en el interior de sus muslos, muy cerca de su zona soltó un inevitable gemido y el chico sonrió, mordiendo la nuca de ella.

Si no hubiera sido por Star y su interrupción inoportuna, Marco hubiera continuado con las caricias. 

Eres lindo, Marco. |Marco Díaz y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora