×once×

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El moreno suspiró, dejándose caer en su cama y sosteniendo el teléfono contra su pecho. Había escuchado la melodía personalizada que le puso a los mensajes y llamadas de ___, y el hecho de que la chica simplemente le enviara un mensaje lo ponía nervioso.

Pasó saliva, sintiéndose patético. ¿Sólo era un simple mensaje, no?

Levantó lentamente el teléfono y volvió a bajarlo, gruñendo por lo bajo. Tomó aire y miró el teléfono.

»Hola Marco, ¿cómo estás?«

Una sonrisa tiró de los labios de él sin que se diera cuenta, tecleó rápidamente.

»Muy bien enana, ¿y tú?«

»Quiero verte«

La respiración de Marco se cortó, sintió sus mejillas calientes y soltó un ligero chillido. Genial, ahora parecía una chica. Suspiró, tratando de regular su respiración.

»También yo.« tecleó una vez logró calmarse.

Por su parte, ___ estaba sonriendo, y al leer ese mensaje se sonrojó. No comenzó a gritar por su hermano menor vendría a chillar a su habitación. Sep, Liam era muy chillón.

»¿Nos vemos en el parque?« envió ella.

»En cinco minutos« respondió el moreno.

Ella sonrió, levantándose de un salto de su cama y colocándose unos shorts y una blusa azul normal. Sus converse calzaban en sus pies cómodamente. Se amarró el cabello en una coleta y salió de la habitación luego de haber guardado su móvil en un pequeño bolsillo y cincuenta dólares.

- ¿Dónde vas, ___ (diminutivo)? –la peli-azul miró hacia abajo, su hermano menor observándola mientras chupaba su dedo.

- Iré al parque, Liam. –dijo ella. El pequeño de tres años alzó los brazos.

- ¿Puedo id contigo? –preguntó el niño, le hubiera negado si no fuera porque su tía Scarlett la estaba mirando de manera amenazadora desde el umbral de la cocina.

- Claro. –accedió nerviosamente. Le colocó un overol a su hermano menor antes de llevarlo al parque.

Marco sonrió al verla. Liam miró raro al moreno y ella sonrió.

- Supongo que eres Liam. –dijo el Díaz, el pequeño asintió, sin dejar de chupar su dedo. – Soy amigo de tu hermana.

- ¿Ed tu novio? –las mejillas de ___ se volvieron rojas ante la pregunta de su hermanito, pero sonrió.

- No, no lo soy. –respondió Marco. –A menos que tú quieras que sea así.

- ¡Yo quiedo! –dijo el bebé y ___ rió, bajándolo de sus brazos. Liam se sentó en el césped y comenzó a juguetear con uno de sus coches de juguete que su hermana le había obsequiado.

Marco se acercó a ___ y le besó la mejilla, ella sonrió y comenzaron a hablar.

Luego de una tarde en la que debieron de cuidar a Liam y parlotear, volvieron a sus casas. El moreno realmente había disfrutado el salir con ella.

Había sido cómo una "cita".

Al pensar en eso, un sonrojo cubrió las mejillas de ambos.

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Eres lindo, Marco. |Marco Díaz y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora